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Expertos advierten sobre los devastadores efectos de Bennu, ‘el asteroide de la muerte’, si impacta la Tierra en 2182
El estudio abre la puerta a nuevas investigaciones sobre cómo los humanos responderían a tales eventos.
Un reciente estudio de modelado climático describe cómo cambiarían el clima y la vida en la Tierra en caso de un impacto futuro de un asteroide de tamaño mediano, aproximadamente de 500 metros de diámetro.
El sistema solar alberga numerosos objetos con órbitas cercanas a la Tierra. Aunque la mayoría de ellos no representan amenaza alguna, algunos han sido identificados como potenciales riesgos de colisión. Entre ellos destaca el asteroide Bennu, cuya probabilidad de impacto con la Tierra en septiembre de 2182 se estima en 1 entre 2,700, según estudios recientes. Esta probabilidad es comparable a la de lanzar una moneda al aire y que salga cara 11 veces consecutivas.
Para evaluar los efectos que un impacto de asteroide tendría sobre el clima global, los ecosistemas terrestres y marinos, y los procesos atmosféricos, investigadores del Centro IBS de Física del Clima (ICCP) de la Universidad Nacional de Pusan, en Corea del Sur, simularon un escenario idealizado de colisión utilizando un modelo climático avanzado. El impacto del asteroide se representa por la liberación masiva de cientos de millones de toneladas de polvo en la atmósfera superior. A diferencia de estudios previos, la investigación publicada en Science Advances incluye simulaciones que abarcan tanto los ecosistemas terrestres como marinos, además de las complejas reacciones químicas en la atmósfera.
Utilizando la supercomputadora IBS Aleph, los científicos ejecutaron varias simulaciones para estudiar el impacto de un asteroide de tipo Bennu. Las simulaciones revelan alteraciones significativas en el clima, la química atmosférica y la fotosíntesis global durante los tres o cuatro años posteriores a la colisión, dependiendo de la cantidad de polvo inyectado en la atmósfera (entre 100 y 400 millones de toneladas). En el escenario más extremo, el oscurecimiento solar debido al polvo podría provocar un enfriamiento global de hasta 4 °C, una disminución del 15% en la precipitación media global y una drástica reducción del ozono, cercana al 32%. A nivel regional, los impactos serían aún más pronunciados.
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“El abrupto ‘invierno de impacto’ crearía condiciones climáticas desfavorables para el crecimiento vegetal, lo que resultaría en una reducción inicial de entre el 20% y el 30% de la fotosíntesis en los ecosistemas terrestres y marinos. Esto generaría grandes perturbaciones en la seguridad alimentaria global”, afirma el Dr. Lan Dai, investigador postdoctoral en el ICCP y autor principal del estudio.
Al analizar los datos del modelo oceánico, los investigadores se sorprendieron al descubrir que el comportamiento del plancton en el océano sería muy diferente al de los ecosistemas terrestres. Mientras que la vegetación terrestre experimentaría una recuperación lenta de dos años, el plancton marino se recuperaría en apenas seis meses, e incluso mostraría un crecimiento superior al observado en condiciones climáticas normales.
“Hemos rastreado esta respuesta inesperada a la concentración de hierro en el polvo”, señala el profesor Axel Timmermann, director del ICCP y coautor del estudio. El hierro es un nutriente esencial para las algas, pero en algunas áreas, como el océano Austral y el Pacífico tropical oriental, su concentración natural es muy baja. El impacto de un asteroide podría liberar grandes cantidades de hierro biodisponible, enriqueciendo estas regiones y fomentando floraciones algales sin precedentes.
Según las simulaciones, el aumento en la productividad marina sería más pronunciado en las algas ricas en silicatos, conocidas como diatomeas. Estas floraciones atraerían grandes cantidades de zooplancton, pequeños depredadores que se alimentan de las diatomeas.
“Las floraciones excesivas de fitoplancton y zooplancton simuladas podrían ser una bendición para la biosfera y ayudar a aliviar la inseguridad alimentaria provocada por la caída de la productividad terrestre”, agrega el Dr. Lan Dai.
Impactos a largo plazo para la humanidad
Los asteroides de tamaño mediano impactan la Tierra aproximadamente cada 100-200 mil años, lo que implica que los primeros antepasados humanos pudieron haber experimentado tales eventos, con posibles efectos sobre la evolución humana e incluso sobre nuestra composición genética.
El estudio, publicado en Science Advances, ofrece nuevas perspectivas sobre las respuestas climáticas y de la biosfera ante impactos de objetos cercanos a la Tierra. En el futuro, los investigadores del ICCP planean profundizar en el análisis de las respuestas humanas tempranas a estos eventos mediante modelos informáticos basados en agentes, que simulan a los seres humanos individuales, sus ciclos de vida y sus patrones de búsqueda de alimento.
*Con información de Europa Press.