Ciencia

Humanidad en problemas: estudio advierte sobre una amenaza silenciosa que viaja con las corrientes marinas desde hace 55 años

Esta contaminación representa una amenaza a largo plazo para los ecosistemas y la salud humana.

13 de junio de 2025, 2:44 p. m.
Son varios los pedazos de hielo que ahora se ven en el mar debido al desprendimiento de ellos por cuenta de las elevadas temperaturas
La contaminación por mercurio crece en el Ártico. | Foto: Getty Images / NurPhoto

Una nueva investigación danesa constató que las corrientes oceánicas se convirtieron en fuente importante de contaminación por mercurio en el Ártico.

A pesar de la reducción global de las emisiones de mercurio, las concentraciones en la fauna del Ártico aumentan. Un nuevo estudio publicado en Nature Communications por investigadores de la Universidad de Aarhus y la Universidad de Copenhague revela que las corrientes oceánicas podrían estar transportando la contaminación heredada por mercurio al Ártico, lo que representa una amenaza a largo plazo para los ecosistemas y la salud humana.

“Hemos monitoreado el mercurio en los animales del Ártico durante más de 40 años. A pesar de la disminución de las emisiones globales desde la década de 1970, no observamos una disminución correspondiente en las concentraciones en el Ártico; al contrario”, afirmó el profesor Rune Dietz de la Universidad de Aarhus.

El mercurio liberado a la atmósfera por fuentes como la combustión de carbón y la minería de oro puede permanecer en el aire durante aproximadamente un año. Sin embargo, una vez que entra en el océano, puede persistir durante más de 300 años. Esto significa que, incluso con las actuales reducciones de emisiones, el Ártico puede experimentar niveles elevados de mercurio durante siglos.

El objeto generó gran asombro entre los investigadores que quedaron horrorizados.
"No observamos una disminución correspondiente en las concentraciones en el Ártico; al contrario". | Foto: Getty Images

La huella del mercurio en la fauna del Ártico

Los investigadores analizaron más de 700 muestras ambientales —incluidos tejidos de osos polares, focas, peces y turba— de Groenlandia, recolectadas durante los últimos 40 años. Al examinar la composición de seis isótopos comunes de mercurio, identificaron diferencias regionales distintivas que se alinean con los patrones de las corrientes oceánicas.

“Estas firmas isotópicas actúan como huellas dactilares, revelando las fuentes y las vías de transporte del mercurio”, explica el investigador principal Jens Sandergaard, de la Universidad de Aarhus.

Por ejemplo, el centro-oeste de Groenlandia se influencia por la afluencia del Atlántico a través de la corriente de Irminger, mientras que otras regiones son dominadas por las corrientes del océano Ártico.

finalista del Premio Pulitzer
“El mercurio afecta el sistema inmunitario, la reproducción y posiblemente las funciones sensoriales de los animales, lo que puede afectar su supervivencia”. | Foto: REUTERS

Implicaciones para la regulación global del mercurio

El mercurio es una potente neurotoxina. En los principales depredadores del Ártico, como los osos polares y las ballenas dentadas, las concentraciones son ahora entre 20 y 30 veces superiores a las de antes de la industrialización. Esto supone graves riesgos para la salud no solo de la fauna silvestre, también de las comunidades indígenas que dependen de los mamíferos marinos para su alimentación.

“El mercurio afecta el sistema inmunitario, la reproducción y posiblemente las funciones sensoriales de los animales, lo que puede afectar su supervivencia”, afirmó el profesor Christian Sonne de la Universidad de Aarhus.

Los hallazgos tienen implicaciones significativas para el Convenio de Minamata sobre el Mercurio de la ONU, cuyo objetivo es reducir la contaminación global por mercurio. El estudio ofrece una posible explicación de por qué los niveles de mercurio en la biota ártica se mantienen elevados a pesar de la disminución de las emisiones atmosféricas.

“El transporte de mercurio desde fuentes importantes como China hasta Groenlandia a través de las corrientes oceánicas puede tardar hasta 150 años”, afirmó Rune Dietz. “Esto ayuda a explicar por qué no se reducen los niveles de mercurio en el Ártico”, agregó.

*Con información de Europa Press.