La palabra asteroide es, quizá, una de las que mayor temor puede generar, debido a lo que puede implicar, especialmente cuando se asocia con un posible peligro para la Tierra. Un claro ejemplo de ello es el denominado 3I/ATLAS, un nombre que ha resonado a lo largo de 2025 tras convertirse en el tercer objeto interestelar descubierto. En un principio, su detección despertó especulaciones sobre un eventual impacto con nuestro planeta; sin embargo, estudios posteriores confirmaron que no representa ningún riesgo.
Pese a ello, el objeto no dejó de ser un foco de atención para la comunidad científica, que lo ha seguido de cerca con el fin de determinar su verdadera naturaleza. Algunas anomalías detectadas por los expertos han llevado a plantear hipótesis que se alejan de los cometas naturales tradicionales y, de manera más especulativa, incluso a considerar que podría tratarse de algún tipo de tecnología avanzada.
Aun así, el interés científico se mantiene, ya que el cuerpo alcanzará su máximo acercamiento el próximo 19 de diciembre, momento en el que astrónomos y especialistas esperan obtener datos que hasta ahora han permanecido ocultos.

El revuelo generado por este objeto también ha reavivado el temor de que, en el futuro, puedan aparecer otros cuerpos celestes que sí representen una amenaza real para el planeta. En ese contexto, volvió a cobrar relevancia un evento previsto para 2029, cuando se producirá el acercamiento de un asteroide bien conocido por la ciencia.

Se trata de Apofis, uno de los objetos espaciales más observados y estudiados en los últimos años. Clasificado como un asteroide potencialmente peligroso, este cuerpo rocoso generó preocupación desde su descubrimiento debido a la posibilidad —hoy descartada— de un impacto con la Tierra.
Apofis fue descubierto el 19 de junio de 2004 en el Observatorio Kitt Peak, en Arizona, por los astrónomos Roy Tucker, David Tholen y Fabrizio Bernardi. Aunque inicialmente solo pudo ser observado durante dos días debido a problemas técnicos y condiciones meteorológicas adversas, fue localizado nuevamente el 20 de diciembre de 2004 por un equipo del Observatorio Siding Spring, en Australia.
Las proyecciones más recientes confirman que su próximo gran acercamiento, previsto para el 13 de abril de 2029, será completamente seguro. “Aunque Apofis no representa un riesgo inmediato para la Tierra, el paso de un asteroide de su tamaño tan cerca de nuestro planeta es un evento muy poco común. Científicos de todo el mundo están entusiasmados por aprovechar esta oportunidad para estudiar Apofis en detalle”, explica la NASA.

Observatorios terrestres y espaciales de todo el mundo participarán en el seguimiento de este histórico acercamiento para conocer mejor sus características físicas. La NASA, a través de la Red Internacional de Alerta de Asteroides, coordinará las observaciones y enviará la sonda OSIRIS-APEX para analizar el asteroide tras su paso cercano a la Tierra en 2029.
La Agencia Espacial Europea también se sumará con la misión Ramsés, que acompañará a Apofis durante su aproximación. Además, si las condiciones climáticas lo permiten, el asteroide podrá observarse a simple vista desde el hemisferio oriental.
“Lo más importante que ocurrirá en este evento es que Apofis será atraído, torcido, estirado y comprimido por la gravedad de la Tierra a medida que pasa, de una forma que solo ocurre durante un encuentro muy cercano. Esta atracción cambiará la órbita de Apofis alrededor del Sol, agrandándola ligeramente y dándole un período orbital más largo”, detallan los expertos.










