Tecnología
Inteligencia artificial reveló qué pasaría con la humanidad si dejara de existir la electricidad
Si el mundo se quedara sin electricidad de forma repentina, las consecuencias afectarían todos los aspectos de la vida moderna.

La electricidad constituye un pilar fundamental de la vida contemporánea. Su influencia se extiende a prácticamente todos los ámbitos de la sociedad, desde la iluminación y las telecomunicaciones hasta el transporte, la medicina y la industria. Esta forma de energía ha revolucionado la existencia humana y el entorno de maneras que, hasta hace poco, parecían inalcanzables.
Imaginar un mundo sin electricidad puede resultar no solo inquietante, sino también difícil de concebir. Sin embargo, este ejercicio hipotético, observado desde la perspectiva de una inteligencia artificial, revelaría un escenario profundamente distinto al actual, centrado en las consecuencias para la vida humana y el desarrollo tecnológico.

En ausencia de electricidad, la cotidianidad se vería transformada de forma radical. Actividades básicas como leer, cocinar o comunicarse enfrentarían serias limitaciones. La población tendría que reorganizar sus rutinas conforme a las horas de luz solar, lo que reduciría drásticamente la productividad. Las noches, por su parte, quedarían dependiendo de métodos tradicionales de iluminación como velas, lámparas de aceite o fogatas.
Las comunicaciones y el acceso a la información también experimentarían un impacto severo. Herramientas imprescindibles hoy en día como teléfonos móviles, computadores, televisores e Internet desaparecerían en su forma actual.
En su lugar, habría que volver a formas más básicas de comunicación, como las cartas escritas a mano o los mensajeros, lo que haría mucho más lento el intercambio de información. En este escenario, sectores fundamentales como la educación y el comercio internacional, que dependen en gran medida de la conexión digital, se verían gravemente afectados.
La inteligencia artificial, cuya operatividad depende esencialmente de la energía eléctrica, quedaría fuera de funcionamiento. Algoritmos, redes neuronales y sistemas autónomos dejarían de operar, lo que paralizaría avances en campos como la automoción, la medicina, la logística y las finanzas.

Sin embargo, este escenario también podría traer algunos efectos positivos. Al reducirse drásticamente el uso de combustibles fósiles para generar electricidad, las emisiones de gases contaminantes disminuirían notablemente. El medioambiente podría empezar a recuperarse, con cielos más limpios y aire de mejor calidad.
Aun así, el precio a pagar sería muy alto. Vivir sin electricidad implicaría un fuerte impacto social, económico y tecnológico. La humanidad perdería de golpe muchos de los sistemas que sostienen su vida diaria, afectando la producción, la agricultura, la salud y la economía a nivel mundial.
En definitiva, la ausencia de electricidad no solo marcaría un regreso forzoso a formas de vida más simples, sino también un freno al progreso y la innovación. El futuro, en estas condiciones, sería un horizonte más lento, menos interconectado y con oportunidades significativamente reducidas para el desarrollo humano.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de Semana.