Ciencia
Investigación científica revela cómo una persona puede volverse más atractiva: sin filtros, dinero, ni cremas milagrosas
El encanto personal parece estar más relacionado con la actitud que con la imagen.

A lo largo de la historia, la belleza ha tenido múltiples caras. Desde los pies vendados en la China imperial hasta los cráneos moldeados de los antiguos mayas, los estándares de atractivo han respondido a prácticas culturales extremas y cambiantes.
Pero en pleno siglo XXI, la ciencia ha empezado a despejar el mito: el atractivo no depende exclusivamente del físico y mucho menos de productos cosméticos o filtros digitales. En cambio, lo verdaderamente determinante puede estar un aspecto poco conocido o que algunas personas no lo ven determinante.
Belleza promedio y rostro familiar: más valorados que la simetría
Si bien el aspecto físico continúa influyendo en las primeras impresiones, los estudios actuales ofrecen una visión más matizada. Una investigación publicada en Evolution and Human Behavior analizó más de 1.500 rostros de diez países diferentes y concluyó que la simetría, considerada durante años un marcador de belleza, no es tan determinante como se pensaba.
Lo que realmente atrae son los rostros que se acercan al promedio cultural de cada sociedad y en el caso de las mujeres, aquellos con rasgos más marcadamente femeninos.
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“El atractivo es, en cierto modo, una experiencia subjetiva”, explicó la Dra. Veronica Lamarche, psicóloga de la Universidad de Essex, a BBC Science Focus.

De este modo, lo que resulta bello en una cultura puede pasar desapercibido en otra. Además, como agregó el psicólogo Ed Morrison al mismo medio, las mujeres tienden a valorar más la personalidad, mientras que los hombres se inclinan más hacia lo visual.
Actitudes, emociones y sentido del humor: claves del magnetismo personal
Más allá del físico, entran en juego elementos mucho más influyentes y moldeables. Rasgos como la amabilidad, el sentido del humor o la autenticidad tienen un papel central en cómo se percibe a alguien. Un estudio citado por Psychology Today demostró que las personas sinceras, incluso cuando expresan vulnerabilidades, suelen parecer más atractivas.
El humor también juega un papel fundamental
Una investigación internacional realizada en EE. UU. y Noruega concluyó que reírse con alguien, especialmente de sus chistes, incrementa la atracción, al reducir la tensión y aumentar la conexión emocional.
Vitalidad, vínculos sociales y afinidades compartidas
La presencia física también se valora más allá de la imagen estática. Gestos como una sonrisa natural, el contacto visual o el lenguaje corporal energético proyectan una vitalidad que potencia el atractivo. De hecho, Psychology Today sugiere el uso de videos en aplicaciones de citas, ya que permiten reflejar mejor esa energía en movimiento.
El entorno también influye. El llamado “efecto animadora” señala que las personas pueden parecer más atractivas cuando forman parte de un grupo, ya que el cerebro tiende a promediar los rostros presentes. Asimismo, cualidades como la empatía, el apoyo emocional o la capacidad de cooperar aumentan el atractivo al ser percibidas como señales de inteligencia emocional.

La atracción también nace de las similitudes. Según el profesor Charles Chu, de la Universidad de Boston, coincidencias aparentemente triviales, como gustos musicales o comidas favoritas, pueden generar una conexión profunda. Esto se explica a través del “razonamiento autoesencialista”, un mecanismo psicológico que lleva a pensar que, si se comparte un detalle, probablemente se comparte aspectos más importantes.
Adrenalina, alimentación y una conclusión que no vende cremas
Existen factores poco convencionales que también afectan el atractivo. Un experimento clásico de 1974 demostró que situaciones de alta adrenalina, como cruzar un puente inestable, pueden provocar que confundamos esa excitación con atracción romántica. Este fenómeno, conocido como “atribución errónea de la excitación”, sugiere que una montaña rusa o una película de terror podrían ser escenarios idóneos para una cita.
Incluso ciertos alimentos pueden tener un impacto. Investigadores de la Universidad de St Andrews descubrieron que consumir frutas y vegetales ricos en carotenoides (como zanahorias, calabaza o pimientos) mejora la coloración de la piel, otorgándole un tono más saludable y, por ende, más atractivo.

¿Y el dinero? Aunque socialmente se lo asocia con el atractivo, Morrison y Lamarche coinciden en que la riqueza no es un factor decisivo en contextos donde hombres y mujeres tienen independencia económica. Las relaciones basadas en la confianza, el afecto y la conexión emocional tienen mucho mayor peso.
Al final, la ciencia llega a una conclusión clara: el atractivo no se compra ni se retoca con filtros. “Sé encantador, simpático y divertido”, sugiere Morrison. La Dra. Lamarche lo resume de forma aún más directa: “La gente quiere parejas afectuosas, alguien en quien confiar”. Lo demás, aunque útil, es accesorio.
*Con información de DW.