Hoy en día, los usuarios están cada vez más expuestos a caer en manos de ciberdelincuentes, quienes desarrollan diversas modalidades de estafas y fraudes. En este contexto, salió a la luz una amenaza que actúa de manera silenciosa y sin señales evidentes, lo que la vuelve especialmente peligrosa.
Su carácter casi indetectable radica en que puede presentarse en cualquier momento del día, ya sea mientras una persona trabaja, descansa o estudia frente a un dispositivo inteligente, sin que exista una alerta de que algo malo está ocurriendo.

Ante esto, las cámaras forman parte de la vida cotidiana: están integradas en celulares, portátiles, tablets, televisores inteligentes e incluso en algunos electrodomésticos. Aunque cumple una función importante, también pueden convertirse en un acceso directo a la intimidad si los dispositivos no cuentan con medidas de seguridad adecuadas. Este tipo de intrusión se conoce como camfecting.
De acuerdo con el sitio web Computer Hoy, el camfecting es un término que surge de la unión de las palabras inglesas camera e infecting y describe una práctica en la que un ciberdelincuente logra vulnerar la cámara de un dispositivo. Esto sucede cuando las cámaras se activan sin que el usuario lo sepa ni lo autorice, lo que permite un acceso directo a su espacio más íntimo.

Las finalidades de este tipo de ataque son diversas y van desde la simple observación hasta la grabación de imágenes íntimas, la vigilancia del lugar donde vive la víctima o la extorsión mediante amenazas de difusión del material obtenido.
Generalmente, el acceso se consigue mediante programas maliciosos, como virus o troyanos ocultos en aplicaciones aparentemente seguras, que al instalarse conceden permisos indebidos y permiten al atacante controlar la cámara de forma remota.
Una vez que el atacante logra acceder al dispositivo, puede manejar la cámara como si fuera el dueño: activarla, grabar videos, tomar capturas de pantalla o incluso transmitir en tiempo real todo lo que ocurre frente al lente.

Además, ya existen métodos que permiten realizar estas acciones sin que se encienda la luz LED, lo que dificulta aún más que la víctima note que está siendo observada. A esto se suma que no es necesario contar con grandes conocimientos técnicos, ya que en foros ilegales circulan herramientas que automatizan este tipo de intrusiones.
Ante este panorama, las autoridades han reforzado la investigación de los delitos informáticos, y en países como España la Policía Nacional y la Guardia Civil cuentan con unidades especializadas dedicadas a combatir estas prácticas. Sin embargo, los expertos coinciden en que el mayor obstáculo no es la falta de recursos tecnológicos, sino la confianza excesiva de los usuarios.










