La función poco conocida del misterioso agujero que está en los candados de seguridad

Existen diversos métodos para proteger objetos personales y uno de los más tradicionales que continúa vigente es el candado. Este dispositivo se utiliza para asegurar desde cajones y maletas hasta estuches, con el fin de evitar que personas malintencionadas accedan a los contenidos sin permiso.

Sin embargo, hay un detalle específico que a menudo pasa desapercibido, pero que desempeña un papel crucial en el funcionamiento y la seguridad del candado.

Se trata del agujero ubicado en la parte inferior de ciertos modelos, una característica que resulta fundamental para garantizar la durabilidad y, sobre todo, la seguridad del mecanismo. Según especialistas en la materia, la función principal de este orificio es permitir el drenaje del agua que podría acumularse dentro del candado debido a las condiciones climáticas adversas.

Los candados, al estar expuestos al exterior, están sujetos a la humedad, lo que puede provocar que se acumule agua en el interior de la cerradura. Si esta no se evacua adecuadamente, podría originar corrosión y mal funcionamiento. Así, el agujero funciona como una salida que evita el desgaste prematuro de las piezas internas, prolongando la vida útil del candado.

Otro aspecto relevante es que este orificio también facilita la lubricación del mecanismo interno. Mediante él, es posible aplicar un lubricante especializado, como aceite para cerraduras, lo cual contribuye a que las piezas móviles operen de manera suave y sin atascos.

En algunos modelos, el agujero podría servir para liberar la presión interna o ajustar la tensión del resorte que mantiene el cerrojo en su lugar. Aunque no es una característica común, en aquellos de mayor calidad o con características de seguridad especiales, este orificio permite realizar ajustes finos en el mecanismo de la cerradura, optimizando su funcionamiento.

¿Cómo elegir un buen candado para garantizar la seguridad?

Propósito del candado

Antes de adquirir un candado, es fundamental determinar su propósito. Existen diferentes tipos según la seguridad que ofrecen, el objeto que se va a asegurar y el entorno en el que se utilizarán. Entre los más comunes se encuentran los destinados a bicicletas, puertas o casilleros.

Material

El material de fabricación es uno de los factores más relevantes al seleccionar un candado. Un buen candado debe ser lo suficientemente resistente como para soportar intentos de corte, impacto o manipulación.

• Acero endurecido: Ideal para protección exterior, como en el caso de bicicletas o cadenas de seguridad.
• Latón: Más ligero y resistente a la corrosión, adecuado para candados de interior o de seguridad baja.
• Aleación de zinc: Común en candados más económicos, estos ofrecen menor resistencia, pero son útiles para asegurar objetos de poco valor.

Nivel de seguridad

La seguridad se mide según su capacidad para resistir diversos métodos de ataque, como cortes o manipulaciones.

• Bajo nivel: Adecuado para objetos de poco valor y lugares con bajo riesgo, como casilleros en gimnasios.
• Nivel medio: Ideal para situaciones como asegurar una bicicleta en la vía pública o proteger una puerta de jardín.
• Alto nivel: Recomendado para lugares de alto riesgo, como puertas principales de viviendas o almacenes. Estos candados suelen tener mecanismos más sofisticados y son más resistentes a intentos de corte o sabotaje.