El cometa 3I/ATLAS, identificado como el tercer objeto interestelar que ha ingresado al sistema solar, volvió a captar la atención de la comunidad científica. Detectado en julio de 2025, su evolución ha sido calificada como difícil de interpretar, lo que llevó a intensificar su observación mediante mecanismos de vigilancia especializados.
Ante esta situación, la NASA y la International Asteroid Warning Network (IAWN) pusieron en marcha una campaña internacional de monitoreo que se extenderá del 27 de noviembre de 2025 al 27 de enero de 2026.

Este ejercicio, considerado el más ambicioso en materia de defensa planetaria, cuenta con la participación de agencias como la ESA y expertos de más de 23 países, y busca aprovechar el máximo acercamiento del 3I/ATLAS a la Tierra —previsto para el 19 de diciembre, a unos 270 millones de kilómetros— para perfeccionar los protocolos de seguimiento y evaluación de objetos espaciales potencialmente peligrosos.
“Esta es una excelente oportunidad para que observadores de todo el mundo practiquen el seguimiento de dónde está un cometa en el cielo, en caso de que alguna vez se encuentre un cometa peligroso para la Tierra”, señalaron representantes de la NASA en declaraciones recientes dadas al New York Post.

La función de esta red internacional es identificar y vigilar asteroides y objetos cercanos a la Tierra que podrían suponer un riesgo, con el fin de analizar con antelación posibles escenarios de impacto. Si bien los cálculos actuales indican que la trayectoria del 3I/ATLAS no implica peligro alguno para el planeta, los expertos subrayan la importancia de seguirlo de cerca para fortalecer los protocolos de respuesta frente a eventuales amenazas procedentes del espacio profundo.
“Los peligros que se originan en el espacio conllevan el riesgo de un desastre repentino y potencialmente pueden acabar con la vida cotidiana, desde amenazas naturales como asteroides y tormentas solares hasta la creada por humanos de la basura espacial”, advirtió la Agencia Espacial Europea (ESA) en un comunicado.
Además, agregó que: “el Programa de Seguridad Espacial de la ESA está dedicado a asegurarse de que podamos detectar, predecir y mitigar estos peligros espaciales a tiempo”.

La NASA participa con el Mars Reconnaissance Orbiter y su cámara HiRISE, encargados de seguir al cometa durante su recorrido, mientras que la Agencia Espacial Europea refuerza el seguimiento con datos de telescopios terrestres ubicados en Hawái, Chile y Australia, además de las observaciones recopiladas por misiones como Mars Express, ExoMars Trace Gas Orbiter y Juice.
La combinación de estos registros ha permitido reconstruir con alto grado de precisión la trayectoria del cometa, aunque el proceso no está exento de dificultades. Según han reconocido expertos de la NASA, el estudio de cometas resulta especialmente complejo para fines de defensa planetaria, ya que su apariencia difusa y extendida contrasta con la imagen más definida de los asteroides, lo que complica su detección y análisis en los telescopios.









