El cometa 3I/ATLAS pasará cerca de la Tierra en las próximas horas y su recorrido lo mantendrá a una distancia de cientos de millones de kilómetros, muy lejos de cualquier riesgo real, sin embargo, su visita ha despertado un interés especial en el Sistema de Alertas de la ONU, no por peligro inminente, sino por la oportunidad que ofrece para mejorar la forma en que la humanidad observa y comprende los objetos que cruzan el vecindario cósmico.
Un ensayo global para afinar la vigilancia espacial
La Red Internacional de Alerta de Asteroides, un mecanismo coordinado por Naciones Unidas, aprovechó este evento para poner a prueba su capacidad de observación y coordinación internacional. La iniciativa reúne a más de 80 observatorios, además de astrónomos aficionados, distribuidos en distintos países y zonas horarias.
El objetivo principal es sencillo de explicar, aunque complejo de ejecutar: mejorar la precisión con la que se determina la posición y el recorrido de cometas y asteroides.
“La campaña se centrará en el cometa 3I/ATLAS (C/2025 N1) para ejercitar la capacidad de la comunidad de observadores para obtener astrometría precisa”, comentó la IAWN.

James Bauer, uno de los responsables científicos de la red y profesor en la Universidad de Maryland, ha señalado que esta campaña se encuentra ya en su fase intermedia y que los resultados serán analizados con rigor académico antes de ser publicados el próximo año.
Para la comunidad científica, se trata de una oportunidad poco común para evaluar en condiciones reales cómo responde el sistema internacional de alerta.

Por qué los cometas ponen a prueba a la ciencia
A diferencia de los asteroides, los cometas suelen comportarse de manera menos predecible. No son simples puntos de luz que se mueven de forma limpia por el espacio, pues al acercarse al Sol desarrollan envolturas brillantes y largas estelas que pueden engañar a los instrumentos de observación y dificultar el cálculo exacto de su trayectoria.

El seguimiento de 3I/ATLAS ha servido para probar métodos nuevos, diseñados específicamente para sortear esos obstáculos visuales y obtener datos más fiables.
Un detalle adicional hace de 3I/ATLAS un caso especial: aunque su origen está fuera de nuestro sistema planetario, su comportamiento es sorprendentemente “clásico”. En palabras de Bauer, se trata de un ejemplo casi perfecto de cómo se espera que actúe un cometa, lo que lo convierte en un candidato ideal para afinar modelos y técnicas de observación.










