Tecnología
Lo que pensaba el papa Francisco acerca de la inteligencia artificial: predicciones, retos y amenazas
El papa Francisco abordó la inteligencia artificial como una realidad compleja que requiere atención desde distintas disciplinas.


El 21 de abril de 2025, la Iglesia católica anunció el fallecimiento del Papa Francisco a los 88 años, tras un pontificado de 12 años que dejó una huella imborrable.
Más allá de su liderazgo espiritual, Francisco se destacó por su interés en temas contemporáneos, como el impacto de la inteligencia artificial (IA) en la sociedad.
Con una perspectiva profundamente humana y crítica, el pontífice abordó los desafíos y oportunidades de esta tecnología, dejando un legado de reflexión ética que resuena en un mundo cada vez más digital.
Una mirada crítica ante un fenómeno viral
En 2023, el papa Francisco se convirtió en una de las primeras figuras públicas en experimentar el poder de la IA de manera indirecta.
Lo más leído
Imágenes generadas por la plataforma Midjourney lo mostraron vestido con un abrigo moderno y un estilo urbano, un retrato ficticio que se viralizó rápidamente por su realismo.
Este episodio, aunque anecdótico, sirvió como punto de partida para que el papa reflexionara sobre el potencial y los riesgos de la IA, especialmente en un contexto donde la línea entre lo real y lo artificial se difumina.
La IA: una “galaxia” de posibilidades y desafíos
Durante la Jornada Mundial de la Paz de 2024, Francisco dedicó un mensaje a la necesidad de abordar la IA desde una perspectiva responsable.
En sus palabras, la IA no es un concepto monolítico, sino un conjunto diverso de tecnologías que intentan emular las capacidades cognitivas humanas.
Sin embargo, insistió en que estas herramientas, por avanzadas que sean, carecen de la profundidad de la persona humana y deben ser consideradas como sistemas que operan dentro de contextos sociales y técnicos.

El papa destacó que el impacto de la IA depende de quién la controla, cómo se diseña y con qué propósito se utiliza.
Subrayó que su desarrollo no garantiza automáticamente un beneficio para la humanidad, sino que requiere un compromiso con valores como la equidad, la transparencia y el respeto por la privacidad. Solo así, afirmó, la IA puede contribuir a la paz y al bienestar global.
Oportunidades para el progreso humano
Francisco reconoció el potencial transformador de la IA en áreas como la agricultura, la educación y la gestión de datos, donde puede optimizar procesos y mejorar la calidad de vida.

Sin embargo, abogó por un uso que priorice el desarrollo humano integral, promoviendo la inclusión de los más vulnerables y fortaleciendo la solidaridad entre los pueblos.
Para el papa, la verdadera medida de la humanidad radica en cómo se emplean estas tecnologías para atender a los más necesitados.
Los riesgos de un futuro descontrolado
A pesar de sus beneficios, el papa advirtió sobre los peligros de un uso irresponsable de la IA.
Entre los riesgos, señaló la posibilidad de que estas tecnologías generen desinformación, como textos aparentemente coherentes pero falsos, o “alucinaciones” que perpetúan prejuicios.
También expresó preocupación por su aplicación en sistemas que podrían decidir sobre la idoneidad de una persona para un empleo, un préstamo o incluso un proceso judicial, lo que plantea serios dilemas éticos.

Asimismo, Francisco alertó sobre el impacto de la IA en el empleo, donde tareas tradicionalmente humanas están siendo reemplazadas por sistemas automatizados.
En el ámbito militar, condenó el desarrollo de armas autónomas impulsadas por IA, calificándolo como una grave amenaza para la paz. Otros riesgos incluyen la vigilancia masiva, la exclusión digital y la manipulación de decisiones individuales a través de algoritmos.
Educación y discernimiento: claves para un uso ético
Para contrarrestar estos desafíos, el papa propuso una educación centrada en el pensamiento crítico, especialmente entre los jóvenes.
Abogó por fomentar una capacidad de discernimiento que permita a las personas evaluar la veracidad de la información y los contenidos generados por la IA.
Esta formación, según Francisco, es esencial para garantizar que la tecnología sirva al bien común y no se convierta en una herramienta de control o división.
Un llamado a la responsabilidad colectiva
En su reflexión final, el papa Francisco instó a la humanidad a asumir una responsabilidad compartida en el desarrollo de la IA.
La paz, afirmó, no es solo la ausencia de conflicto, sino el fruto de relaciones basadas en el respeto mutuo y la cooperación.
Para que la IA contribuya a este ideal, debe estar al servicio de las aspiraciones más nobles de la humanidad, promoviendo la fraternidad y el desarrollo integral de todos los pueblos.

El legado de Francisco sobre la inteligencia artificial es un recordatorio de que, en un mundo impulsado por la tecnología, los valores humanos deben permanecer en el centro.
“Espero que esta reflexión anime a hacer que los progresos en el desarrollo de formas de inteligencia artificial contribuyan, en última instancia, a la causa de la fraternidad humana y de la paz. No es responsabilidad de unos pocos, sino de toda la familia humana”
“Que los fieles cristianos, los creyentes de distintas religiones y los hombres y mujeres de buena voluntad puedan colaborar en armonía para aprovechar las oportunidades y afrontar los desafíos que plantea la revolución digital, y dejar a las generaciones futuras un mundo más solidario, justo y pacífico”, concluyó el mensaje del papa Francisco.