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Neurocientíficos están a punto de reescribir lo que se creía acerca de la muerte y la memoria
La muerte ya no sería el fin absoluto del pensamiento, según investigadores.

Una reciente investigación ha sacudido los cimientos de la neurociencia al plantear una posibilidad que, hasta hace poco, pertenecía exclusivamente al terreno de la ciencia ficción: la persistencia de los recuerdos después de la muerte. Los hallazgos apuntan a una transformación profunda en la manera en que la ciencia concibe la relación entre memoria y mortalidad.
Una hipótesis que rompe paradigmas
Tradicionalmente, la muerte ha sido entendida como el final absoluto de la experiencia y la memoria. No obstante, una encuesta publicada en la revista PLOS One plantea que esta concepción podría estar cambiando. En ella, 312 neurocientíficos incluidos expertos en memoria y neurofisiología, respondieron a una pregunta disruptiva: ¿es técnicamente posible recuperar recuerdos de cerebros preservados después de la muerte?
El resultado fue revelador: el 70,7 % de los encuestados cree que los recuerdos pueden sobrevivir en estructuras cerebrales adecuadamente conservadas, al menos desde una perspectiva teórica. Incluso un 40 % vislumbra que, en el futuro, se podrá extraer información concreta desde cerebros humanos preservados.
“Por un lado, creo que hay una gran cantidad de pruebas neurocientíficas que sugieren que los recuerdos se almacenan en aspectos estructurales de la neurofisiología”, explicó el autor del estudio, Dr. Ariel Zeleznikow-Johnston, en diálogo con IFL Science.
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El conectoma y la arquitectura del recuerdo
El estudio también refuerza una idea clave: los recuerdos no se desvanecen con la actividad cerebral, sino que quedarían codificados en estructuras físicas concretas. Esa hipótesis gira en torno al “conectoma”, el entramado único de conexiones neuronales que, según los investigadores, define tanto nuestra memoria como nuestra personalidad.
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— Comunidad Biológica (@Bio_comunidad) September 11, 2023
Crean el mapa 3D más detallado del cerebro humano.
Científicos de Google, en colaboración con especialistas del Laboratorio Lichtman de la Universidad de Harvard, han logrado combinar 225 millones de imágenes para crear el conectoma o mapa 3D de conexiones neuronales del… pic.twitter.com/OTxrFuNFK7
“El conjunto de todas las conexiones entre nuestras células cerebrales se denomina conectoma”, aclara Zeleznikow-Johnston, autor del libro The Future Loves You. No obstante, el estudio revela que no existe consenso sobre qué escala neurofisiológica específica sería responsable del almacenamiento de la memoria, lo que abre nuevas líneas de investigación.

Los pronósticos de los neurocientíficos incluyen estimaciones temporales ambiciosas: se podría recuperar la memoria de gusanos redondos en 2045, la de ratones de laboratorio en 2065 y la de humanos en 2125.
Preservación cerebral y desafíos tecnológicos
Preservar un cerebro sin dañar su arquitectura es uno de los mayores retos técnicos. La congelación simple puede destruir las estructuras neuronales, pero técnicas más avanzadas como la criopreservación estabilizada con aldehído ofrecen nuevas posibilidades. Esta metodología combina fijadores químicos con vitrificación, lo que solidifica el tejido cerebral sin formar cristales dañinos.
Zeleznikow-Johnston considera que el porcentaje de neurocientíficos que confían en esta posibilidad aumentará en el futuro, “a medida que mejoremos en la realización de implantes cerebrales, emulaciones y todas estas otras cosas”.
New paper showing cryopreservation & subsequent functional/electrophysiological recovery in both
— Ariel Zeleznikow-Johnston (@ariel_zj) June 27, 2025
1. hippocampal slices
2. partially in whole mouse brains (!)
Great discussion of how to deal with osmotic shrinkage too@cradle_health @huntercoledavis @LauraDeming @RScryo pic.twitter.com/TaHfrOfJNH
Ya hay incentivos concretos para impulsar estos avances. “Si algún grupo pudiera demostrar que es posible descodificar un recuerdo específico a partir de un cerebro conservado, eso reforzaría enormemente el argumento de que los recuerdos se almacenan en la estructura estática del cerebro”, afirma el investigador. De hecho, la comunidad Aspirational Neuroscience ha ofrecido un premio de 100.000 dólares a quien logre esta hazaña.
Más allá de la ciencia: el dilema humano
A medida que se desarrollan estas tecnologías, la frontera entre la ciencia y la ética se vuelve cada vez más difusa. La posibilidad de una “inmortalidad digital” plantea preguntas profundas sobre la identidad, la privacidad y la dignidad post mortem.
En la búsqueda de extender la memoria más allá de la muerte, la ciencia avanza hacia territorios inexplorados que podrían redefinir el concepto mismo de lo que significa estar vivo. Pero, como advierten algunas voces críticas, al intentar preservar lo más humano, podríamos terminar disolviéndolo.
*Con información de DW.