Tecnología
Parece inofensivo, pero este detalle en los enlaces del navegador podría exponer sus datos y ser víctima de estafas
Esta amenaza inadvertida que puede revelar hábitos de navegación, vulnerar la privacidad y ser aprovechada por los ciberdelincuentes.


Una de las acciones más comunes con los avances tecnológicos es navegar en internet. La acción de acceder y moverse entre diferentes sitios web a través de un navegador, es una de las actividades más comunes del mundo digital, ya que permite realizar tareas tan variadas como buscar información, ver videos, leer noticias, comprar en línea, interactuar en redes sociales, trabajar o estudiar.
Sin embargo, un estudio reveló que el cambio de color en los enlaces visitados —una función que parece inofensiva y que permite al usuario identificar qué contenido ya ha explorado— podría representar una amenaza para la privacidad.

Aunque esta característica ha estado presente en la mayoría de los navegadores desde los inicios de la web, puede ser aprovechada por actores maliciosos como una vía para acceder al historial de navegación del usuario. Lo que aparenta ser una simple ayuda visual, en realidad, oculta un riesgo potencial que muchos desconocen.
De acuerdo con información compartida por la firma internacional de ciberseguridad Kaspersky, los navegadores adoptaron como norma cambiar el color de los enlaces una vez visitados, pasando comúnmente del azul al púrpura, desde principios de los años 90.
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Esta función, introducida originalmente por el navegador NCSA Mosaic, se popularizó por su utilidad para que los usuarios reconocieran qué sitios ya habían consultado. No obstante, lo que comenzó como una herramienta práctica se transformó en una potencial amenaza a la privacidad digital. En 2002, descubrieron que esta aparente inocencia podía ser utilizada por páginas web maliciosas para rastrear el historial de navegación de los usuarios.
Según el portal citado anteriormente, mediante técnicas que incluyen la inserción de cientos de enlaces invisibles y el uso de JavaScript, ciertos sitios lograron detectar qué enlaces habían sido previamente abiertos por el usuario.

En 2010, se evidenció que más de 480 páginas, incluyendo algunas de alto tráfico, y empresas del sector publicitario, estaban aprovechando esta técnica, lo que llevó a demandas legales y a que los navegadores ajustaran su funcionamiento.
A pesar de estas medidas, los métodos de rastreo han evolucionado. Un estudio realizado en 2018, reseñado por Kaspersky, reveló fallos que permitían analizar miles de enlaces por segundo, una práctica que comprometía la seguridad en casi todos los navegadores, excepto en Tor. Esto demuestra que el historial de navegación continúa siendo un objetivo vulnerable ante herramientas cada vez más avanzadas.
En ese contexto, revelar el historial de navegación, aunque sea de forma parcial, puede poner en riesgo la privacidad del usuario. Si un atacante sabe qué páginas ha visitado —especialmente si están relacionadas con temas sensibles como salud, política, citas o apuestas—, puede usar esa información para extorsionar o crear estafas personalizadas.
Además, algunos sitios pueden rastrear el historial para averiguar, por ejemplo, qué banco utiliza, lo que abre la puerta tanto a fraudes como a prácticas comerciales invasivas.
Por otro lado, las empresas de publicidad también pueden usar ese historial para crear perfiles detallados, combinándolo con otras técnicas de rastreo para identificar a su víctima, incluso si navega de forma anónima. Por ello, su historial actúa como una especie de supercookie difícil de borrar.