Tecnología
Por qué Google Chrome no responde y qué hacer para mejorar la velocidad del navegador en simples pasos
Con un entorno digital cada vez más exigente, la velocidad no es solo cuestión de comodidad, sino de eficiencia.

Cuando se navega por internet, es habitual que en algún momento los usuarios experimenten fallas, especialmente una ralentización del servicio. Este problema no solo reduce la productividad, sino que también obliga a invertir más tiempo en la realización de tareas. Las causas pueden ser diversas.
Con el uso continuo, el navegador acumula datos en forma de caché y cookies. Aunque estas herramientas están diseñadas para agilizar la carga de sitios visitados con frecuencia, cuando se saturan pueden producir el efecto contrario y disminuir el rendimiento.
Otro factor a considerar son las extensiones instaladas. Si bien añaden funciones útiles, cada una consume recursos del sistema. Un exceso de extensiones activas puede afectar la capacidad de procesamiento y, en consecuencia, la velocidad de navegación.
En algunos casos, incluso pueden entrar en conflicto con el navegador, generando bloqueos temporales o tiempos de carga prolongados.
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La falta de actualizaciones es otro motivo frecuente. Si el software no está en su versión más reciente, es posible que presente fallos o lentitud al ejecutar búsquedas y abrir páginas web.
Asimismo, el rendimiento de Google puede depender de las características del equipo: un dispositivo con poca memoria RAM o un disco duro casi lleno puede ralentizar la carga de sitios, incluso con una conexión rápida.
Soluciones para mejorar el rendimiento de Google Chrome
Según el portal especializado Computer Hoy, resolver estos inconvenientes no exige conocimientos técnicos avanzados. En muchos casos, simples ajustes permiten optimizar el rendimiento del navegador.
La primera recomendación es reiniciar el sistema operativo. Mantener el equipo encendido durante largos periodos, especialmente en modo suspensión o hibernación, puede originar problemas de funcionamiento. Este proceso se realiza fácilmente desde el menú de inicio de Windows.
También es importante verificar la calidad de la señal de internet. Una conexión débil o inestable ralentiza cualquier página, incluido Google. Colocar el router en un punto central de la vivienda, evitar la conexión simultánea de demasiados dispositivos y reiniciar periódicamente el módem son acciones que ayudan a estabilizar la red. Si la velocidad contratada es limitada, puede ser necesario ampliar el plan o reforzar la señal con repetidores.

Mantener actualizado el navegador es igualmente clave. Google publica con regularidad versiones que corrigen errores y mejoran la seguridad.
En algunos casos, la lentitud se debe a la presencia de malware o software no deseado que interfiere en la navegación. Estos programas, además de ralentizar la experiencia, pueden redirigir búsquedas o mostrar publicidad invasiva.
Contar con un antivirus confiable, mantenerlo al día y realizar análisis completos de forma periódica resulta fundamental para conservar la seguridad y la velocidad.
Otra medida recomendable es cerrar las pestañas que no se utilicen, ya que cada una consume memoria RAM. Lo ideal es mantener abiertas solo las necesarias.
Finalmente, si los problemas persisten, se sugiere probar Google en otro navegador o utilizar el modo incógnito, que desactiva cookies y extensiones. Esto permite identificar si alguno de estos elementos es el causante de la lentitud.