La exclusión digital se ha convertido en un temor cada vez más frecuente entre los menores, especialmente durante los periodos vacacionales como las festividades navideñas. En estas fechas, cuando el contacto presencial con amigos disminuye, la vida social de muchos jóvenes se traslada casi por completo a las redes sociales y a plataformas de mensajería como WhatsApp.
En este contexto, no formar parte de un chat grupal puede desencadenar sentimientos de rechazo y un aislamiento que trasciende lo digital, poniendo de relieve la importancia de la educación digital.
Con las vacaciones de Navidad a la vuelta de la esquina, los menores disponen de varios días alejados del contacto diario que mantienen con sus compañeros en el colegio. Esta desconexión del entorno presencial provoca que las relaciones sociales se canalicen a través de redes como Instagram o TikTok, así como de aplicaciones de mensajería instantánea.
Es precisamente en este escenario donde algunos jóvenes se enfrentan a situaciones de exclusión digital al quedar fuera de grupos de chats con sus amigos. Esta ausencia les genera el temor a no participar en planes, perderse conversaciones, bromas o referencias compartidas, lo que les hace sentir aislados del grupo.
Aunque no pertenecer a un grupo de WhatsApp puede parecer un problema menor, lo cierto es que el miedo a la exclusión digital afecta a menores de distintas edades. Según datos de la plataforma de seguridad online y bienestar digital Qustodio, los jóvenes de entre 12 y 16 años son los más propensos a sufrir este tipo de situaciones.

Esto se explica, tal y como señala la psicóloga experta, Gloria R. Ben, porque es durante esta etapa cuando el sentimiento de pertenencia al grupo se vuelve “clave”, al mismo tiempo que “gran parte de la vida social se traslada al entorno digital”.
Causas y consecuencias de la excusación digital
Desde la compañía advierten que la exclusión digital puede tener un impacto significativo en los menores, tanto a nivel emocional como social, ya que puede generar inseguridad, frustración y, especialmente, una intensa sensación de rechazo que afecta a su bienestar emocional.
No obstante, los expertos subrayan que estas situaciones no suelen producirse de forma premeditada. En la mayoría de los casos no responden a una intención consciente de excluir, sino a conflictos previos, dinámicas de grupo o cuestiones relacionadas con la popularidad.

Por ello, resulta fundamental ayudar a los menores a comprender las posibles causas de esta exclusión. De lo contrario, como advierten los expertos, pueden llegar a culpabilizarse, cuestionándose si han hecho algo mal, si no son suficientes o si simplemente no encajan dentro del grupo.
Cómo identificar la excusación digital
A pesar de tratarse de comportamientos relativamente comunes en un contexto en el que las redes sociales tienen un peso creciente, la exclusión digital suele pasar desapercibida para las familias, convirtiéndose en un problema silencioso.
Para detectarla, es importante prestar atención a posibles cambios de humor en los menores, como irritabilidad, tristeza persistente o apatía, que pueden actuar como señales de alerta.
Otro factor a tener en cuenta es la aparición de cambios en su comportamiento social, como un mayor aislamiento, menos ganas de pasar tiempo con amigos o la pérdida de interés por actividades que antes disfrutaba.
Aunque estas conductas pueden darse en cualquier momento del año, la plataforma advierte de que suelen intensificarse durante periodos señalados como las vacaciones navideñas. Por ello, en caso de detectar estos signos, resulta fundamental no restarles importancia.
Para prevenir este tipo de situaciones en los entornos digitales, la educación digital resulta esencial. Enseñar a los menores a convivir en estos espacios y a comprender que lo que ocurre en Internet tiene un impacto real en las personas es una tarea fundamental.

En este sentido, los padres deben predicar con el ejemplo en su relación con la tecnología. Un uso equilibrado del móvil, el respeto por los tiempos de desconexión, el cuidado del lenguaje en redes sociales y la valoración de las relaciones cara a cara influyen directamente en el comportamiento de los menores, según la fuente.
Por su parte, los jóvenes necesitan contar con herramientas prácticas para gestionar estas situaciones. En el caso de los chats grupales, por ejemplo, resulta útil desviar el foco de aquellas conversaciones que generan malestar.

También es recomendable establecer límites horarios en el uso de los dispositivos, especialmente durante las vacaciones, para evitar una revisión constante del smartphone. Asimismo, es importante reforzar alternativas de socialización fuera del entorno digital, fomentando los encuentros presenciales con amigos.
Así, durante las vacaciones navideñas, el acompañamiento familiar favorece un uso más saludable y empático de la tecnología, creando espacios de confianza en los que los menores pueden expresarse con libertad y sentirse apoyados frente a las dinámicas digitales que les afectan.










