Ciencia
Sorprendente hallazgo revela nuevas pistas sobre los asteroides que habrían traído más agua a la Tierra
Las muestras del asteroide Ryugu evidencian que el agua fluyó más de mil millones de años después de su formación.

Las muestras traídas a la Tierra han revelado que agua líquida fluyó en el objeto que dio origen al asteroide Ryugu, incluso más de mil millones de años después de su formación.
Este hallazgo, basado en diminutos fragmentos de roca recuperados por la sonda Hayabusa2 de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA), contradice la idea ampliamente aceptada de que la actividad hídrica en los asteroides se limitaba a los primeros momentos del sistema solar. Los resultados podrían tener implicaciones significativas en los modelos actuales de formación planetaria, incluyendo aquellos que explican cómo llegó el agua a la Tierra.
Aunque comprendemos bastante bien cómo se formó el sistema solar, aún existen numerosas incógnitas. Una de las más importantes es cómo la Tierra adquirió su abundante agua. Se sabe que los asteroides carbonáceos, como Ryugu, formados a partir de hielo y polvo en el sistema solar exterior, desempeñaron un papel clave al aportar agua a nuestro planeta.
En 2018, Ryugu recibió la histórica visita de la sonda Hayabusa2, que no solo recopiló datos in situ, sino que también trajo pequeñas muestras a la Tierra. Gracias a este esfuerzo, los investigadores ahora pueden completar detalles faltantes sobre los primeros capítulos de nuestra historia planetaria.

“Descubrimos que Ryugu conservaba un registro prístino de la actividad hídrica, evidencia de que los fluidos se movieron a través de sus rocas mucho más tarde de lo esperado”, afirmó el profesor asociado Tsuyoshi Iizuka, del Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Universidad de Tokio.
“Esto cambia nuestra perspectiva sobre el destino a largo plazo del agua en los asteroides. El agua permaneció presente durante mucho tiempo y no se agotó tan rápidamente como se creía”. El estudio se publica en la revista Nature.
El hallazgo se basa en el análisis de isótopos de lutecio (Lu) y hafnio (Hf). La desintegración radiactiva de 176Lu a 176Hf puede funcionar como un reloj natural para medir procesos geológicos. Se esperaba que las proporciones de estos isótopos en las muestras reflejaran la edad del asteroide de manera predecible. Sin embargo, los investigadores encontraron que la proporción de 176Hf y 176Lu era mucho mayor de lo previsto, lo que indica que un fluido movió el lutecio a través de las rocas.
“Pensábamos que el registro químico de Ryugu se asemejaría al de ciertos meteoritos estudiados en la Tierra”, explicó Iizuka. “Pero los resultados fueron completamente distintos. Esto nos obligó a descartar otras posibles explicaciones y finalmente concluimos que el sistema Lu-Hf fue alterado por un flujo de fluido tardío”.
El impacto de un asteroide mayor
El desencadenante más probable de este flujo de agua fue el impacto de un asteroide más grande, progenitor de Ryugu, que fracturó la roca y derritió el hielo enterrado, permitiendo que el agua líquida se filtrara por el cuerpo. “¡Fue una auténtica sorpresa!”, afirmó Iizuka. Este impacto también podría haber fragmentado al cuerpo progenitor, dando lugar a la formación de Ryugu.

Una de las implicaciones más relevantes es que los asteroides ricos en carbono podrían haber transportado a la Tierra mucho más agua de lo que se estimaba. El cuerpo progenitor de Ryugu retuvo hielo durante más de mil millones de años, lo que sugiere que asteroides similares que colisionaron con la Tierra primitiva pudieron haber aportado entre dos y tres veces más agua de la prevista, influyendo significativamente en los océanos y la atmósfera de nuestro planeta.
“La idea de que objetos como Ryugu conservaran hielo durante tanto tiempo es sorprendente”, señaló Iizuka. “Esto sugiere que los componentes básicos de la Tierra eran mucho más húmedos de lo que pensábamos y nos obliga a replantear las condiciones iniciales del sistema hídrico de nuestro planeta”. Aunque aún es pronto para afirmarlo con certeza, estos hallazgos podrían ayudar a esclarecer cómo y cuándo la Tierra se volvió habitable.
Los investigadores planean estudiar las vetas de fosfato en las muestras de Ryugu para determinar con mayor precisión la edad de los flujos de fluidos tardíos. Además, compararán sus hallazgos con las muestras recolectadas del asteroide Bennu por la sonda OSIRIS-REx de la NASA, para evaluar si una actividad hídrica similar ocurrió allí o si fue exclusiva de Ryugu. Con el tiempo, Iizuka y su equipo esperan reconstruir cómo se almacenó, movilizó y finalmente llegó el agua a la Tierra, un proceso fundamental para comprender la habitabilidad planetaria.
*Con información de Europa Press.