La Navidad es una de las épocas más esperadas del año para millones de personas, incluidos aquellos viajeros que desean descubrir nuevos destinos y vivir experiencias únicas en escenarios mágicos que, para esta temporada, se llenan de color, alegría y una oferta de entretenimiento imperdible.
Entre esos lugares que vale la pena visitar para celebrar las fiestas decembrinas, se encuentra un encantador pueblo ubicado al sur de Francia, donde antiguos barcos se iluminan y dan vida a un espectáculo que se refleja sobre el mar.

Esta población es Sanary-sur-Mer, un destino que transforma su puerto histórico en un show lleno de luz para celebrar cada año la Navidad, convirtiendo esta época en “un poema de luces sobre el Mediterráneo”, destaca el prestigioso medio National Geographic.
En esta localidad de la Costa Azul, las tradiciones navideñas se mezclan con el ritmo pausado del Mediterráneo: barcos que cautivan con sus alumbrados que se reflejan sobre el agua y villancicos que se entrelazan con el murmullo de las olas, en el marco del programa Chœurs de Lumière.
Gracias a esta iniciativa, que comienza con fuegos artificiales frente a la iglesia neobizantina de Saint-Nazaire y termina encendiendo simultáneamente todo el litoral, el puerto provenzal de Sanary-sur-Mer es considerado por muchos como uno de los más bellos de Francia.
Su transformación en un escenario de ensueño en Navidad, se puede apreciar desde finales de noviembre hasta inicios de enero del año próximo, ofreciendo una experiencia que va más allá de los tradicionales alumbrados en casas, calles y sitios emblemáticos, al incorporar embarcaciones pintadas con colores vivos y mástiles adornados con luces que evocan un enjambre de luciérnagas.
Con esta tradición, Sanary-sur-Mer se convierte en un destino imperdible en la temporada navideña, haciendo de sus auténticos símbolos de la herencia provenzal (las embarcaciones de madera), sus mejores atractivos durante esta fecha especial.
Según destaca en uno de sus artículos National Geographic, en este pueblo más de 35 de esos barcos que se iluminan en Navidad están reconocidos como patrimonio marítimo y uno de ellos cuenta incluso con la protección de Monumento Histórico.

De esta manera, al llenarse de luces en diciembre, el resultado es un mercadillo de Navidad distinto, íntimo y profundamente local, que contrasta con los mercados tradicionales del interior de Francia.
Quienes han tenido la oportunidad de visitarlo, afirman que pasear por el puerto iluminado es un verdadero placer, pasando entre puestos navideños, luces doradas reflejadas en el mar y palmeras que aportan un toque mediterráneo único para disfrutar sin prisa.










