A solo 44 kilómetros al noroeste de Bogotá, se encuentra uno de los pueblos más encantadores de Cundinamarca, conocido por sus tradiciones y el notable desarrollo que ha tenido como un importante centro agrícola de la región.
Este destino es Tenjo, un municipio ubicado en la provincia de Sabana Centro, cuyo territorio estuvo habitado en el pasado por los indígenas muiscas. Esta comunidad marcó significativamente su historia y dio origen a leyendas que envuelven varios de sus lugares de interés.

Estos relatos han sido transmitidos de generación en generación y hoy hacen parte esencial de la identidad de sus habitantes, por eso muchos hablan de la Serranía de Majuy, una joya natural con más de 3000 hectáreas que conecta a este pueblo con los municipios cundinamarqueses de Cota y Tabio.
Según los relatos de los habitantes de Tenjo, esta cadena montañosa es considerada como uno de los sitios sagrados para los muiscas. Además, se dice que quienes transitaban por estos terrenos boscosos buscaban no solo recargarse de la energía de la naturaleza, sino aprovechar el espacio para adorar a la diosa Chía, la deidad de la Luna, la fertilidad, la alegría, las artes y la agricultura.
Otra de las leyendas asociadas a este escenario natural es la del Mohán. Según relatan los pobladores tenjanos, entre los meses de abril y mayo, este mítico personaje que habita en la serranía del Majuy desciende para visitar a Huaika, quien mora en la Peña de Juaica.

La tradición oral cuenta que se trata de un amor imposible, condenado a la separación, y que ambos fueron ubicados en extremos opuestos con la misión de proteger el valle de Tenjo de los invasores que pretendían apoderarse de los tesoros escondidos en estas montañas.
En el municipio de Cota se encuentra la floración más alta de la serranía, una montaña que alcanza los 3.000 metros sobre el nivel del mar y que está cubierta por densos bosques, hogar de una rica biodiversidad dominada por aves, armadillos, conejos, zorros, borugos, roedores e incluso tigrillos.

En las faldas de este cerro, también en Cota, se extiende un resguardo indígena de aproximadamente 500 hectáreas donde habitan más de 2.800 descendientes del pueblo muisca, comprometidos con la preservación y salvaguarda de su tradición ancestral, explica la Alcaldía de Tenjo en su sitio web.
Por otro lado, destaca que entre los aspectos que hacen de Majuy un lugar único, es que en sus rocas sobreviven varios petroglifos tallados por los indígenas.









