Santa Marta se ha consolidado como uno de los destinos preferidos por muchos turistas tanto nacionales como provenientes del exterior. Es una ciudad con una gran oferta cultural, histórica y natural.
Es un lugar ideal para quienes buscan combinar playas paradisíacas, naturaleza exuberante e historia. Además, esta ciudad es la puerta de entrada a lindos lugares como el Parque Nacional Natural Tayrona, con su biodiversidad única, y la famosa Ciudad Perdida, una antigua ciudad indígena que se puede visitar tras una desafiante caminata.

Dentro de las muchas opciones que hay a sus alrededores, está un lugar que es considerado un paraíso terrenal dada su belleza y la posibilidad de desarrollar infinidad de actividades al aire libre. Es ideal para quienes aman el contacto con la naturaleza, el avistamiento de especies y el senderismo, por ejemplo.
Capital ecológica de Colombia
Se trata de Minca, que por su gran biodiversidad, recibe el apelativo de ‘capital ecológica de Colombia’. Es un paradisíaco destino ubicado en medio de las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, situado solo a 21 kilómetros de la capital del Magdalena.

Quien llega hasta este pequeño poblado, se encuentra con una gran oferta gastronómica, gracias a su amplia zona de restaurantes y bares en donde es posible consumir los mejores platos de la región.
Uno de los planes es visitar el Museo del Cacao, donde se encuentra la única fábrica artesanal de chocolate de la zona y en la que se aprecian productos cultivados orgánicamente por las etnias indígenas que habitan la Sierra Nevada, según el portal oficial de turismo Colombia Travel.

Lo que se puede hacer
Si el plan es caminar, tener contacto con la naturaleza y vivir experiencias diferentes mientras se respira tranquilidad y aire puro, uno de los imperdibles es visitar las Cascadas de Marinkas, un balneario con dos piscinas naturales, que quedan a 3,3 kilómetros del casco urbano. Hasta allí se puede ir haciendo senderismo en un recorrido aproximado de hora y media.

En este encantador espacio es posible descansar en hamacas que se encuentran suspendidas entre los árboles y desconectarse de la rutina.
Otra cosa que todo viajero debería hacer si llega hasta este paraíso es visitar el Pozo azul, un valle con múltiples cascadas llenas de maravillas y encanto, atravesadas por el río Minca. Está situado a 4,8 kilómetros del pueblo y también se puede ir caminando.
Y, por último, no se puede dejar de recorrer las fincas cafeteras. Una vez en Minca, se pregunta por el tour del café con el fin de dar una caminata por los cultivos más importantes de la zona. Sin duda, esta será una experiencia turística diferente, divertida y placentera.










