Turismo
El pueblo antioqueño que esconde un “mágico” bosque de niebla y es hogar del águila crestada; queda a 3 horas de Medellín
La rica biodiversidad de esta población, la convierte en un paraíso único para los amantes de la naturaleza.

A 112 kilómetros de Medellín, es decir, un recorrido en carro de aproximadamente 3 horas, se encuentra el municipio de Cañasgordas, ubicado en la subregión del occidente antioqueño.
Esta población cautiva a sus visitantes locales y extranjeros con su rica biodiversidad y variedad de climas cálidos, templados y fríos, rodeado de imponentes montañas enmarcadas en la labor campesina, destaca el portal de turismo Antioquia es Mágico.
En su pasado fue habitado por indígenas de la raza Catía, quienes vivían en medio de sus bosques y montañas, escenarios que han convertido al pueblo en un verdadero paraíso único para los amantes de la naturaleza.
Cañasgorda, según datos registrados en la página web de la alcaldía municipal, cuenta con un área de 396 kilómetros cuadrados equivalentes al 5.5% del total del área de la región. Al norte limita con Uramita; por el sur con Giraldo; al oriente con Buriticá y Peque; y por el occidente con Abriaquí y Frontino.
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Con una temperatura promedio de 21°C, este pueblo enamora por su variedad de ecosistemas que se alzan como su principal atractivo turístico. Es bañado por ríos donde abunda la pesca y ofrece los refrescantes baños naturales El Rubicón y La Cascada, escenarios imperdibles durante su visita.
También se destaca por su riqueza agrícola, con cultivos de café, murrapo, cacao, caña, maíz, plátano, frijol, yuca y una gran variedad de frutales, reflejo del esfuerzo incansable de su gente: personas amables, trabajadoras y de profunda fe.
Como muestra de su rica biodiversidad, Cañasgorda esconde un “mágico” bosque de niebla que es hogar del águila crestada (Spizaetus Isidori), que se proyecta como el ave emblema del municipio. Se trata de la Reserva Natural Alto de Insor, un espacio digno de explorar ubicado en la vereda Insor que se extiende hasta los municipios de Abriaquí y Giraldo.

Esta reserva, además de albergar gran riqueza de flora y fauna, también es corredor del oso de anteojos. Por eso, recorrerla significa tener el privilegio de encontrar majestuosas caídas de agua con historias místicas, miradores y senderos naturales de ensueño.
El área es protegida en jurisdicción de Urabá y algunos municipios del Occidente lejano. Según la alcaldía municipal, es posible tener la oportunidad de conocer el bosque de niebla y hacer avistamiento de flora y fauna, siempre y cuando el visitante tenga claros los valores y la importancia de cuidar la montaña.
Para ello, es importante tener en cuenta que no se debe interferir con los ecosistemas y, por ende, no dejar residuos durante el recorrido. También se aconseja llevar siempre una bolsa adicional para ayudar a recoger los desechos que se encuentran en el camino y está prohibido el tráfico de flora y fauna.

Sin duda alguna, conocer esta joya natural es conectarse de manera profunda con la naturaleza y tener una oportunidad para demostrar el compromiso con el medio ambiente a través de un turismo comunitario enfocado en su conservación.