El pueblo de Colombia que ‘vive en el agua’: así se puede visitar

La Ciénaga Grande de Santa Marta es la laguna costera más grande del Caribe colombiano y uno de los humedales más importantes de esa zona del país. Es un territorio lleno de manglares y bosques anfibios en donde la fauna y flora son su principal riqueza.

Información del Ministerio de Ambiente indica que este lugar se caracteriza por su alta riqueza de aves y peces, entre otras especies, muchas de las cuales, infortunadamente, se encuentran en peligro de extinción y la Ciénaga constituye un refugio único para su supervivencia.

La Ciénaga es clave para los habitantes del Caribe, pues contribuye al control de inundaciones y sedimentación, ayuda a mitigar los efectos generados por los cambios en el clima y es clave para proveer alimento para al menos 3.000 personas en la zona. La fuente de consumo es especialmente la pesca.

En un recorrido por este lugar, el cual se puede realizar en lancha, se tiene la oportunidad de conocer a Nueva Venecia, un pueblo palafítico que tiene toda una historia de resiliencia. Allí es posible vivir una experiencia fuera de lo común, pues está construido con casas de madera flotantes.

Nueva Venecia, al igual que los otros pueblos palafíticos que hay en la Ciénaga, se resiste a desaparecer a pesar de haber enfrentado situaciones adversas como inundaciones y una masacre que marcó a sus habitantes para siempre.

Este pueblo, en el que destacan los colores de sus casas de madera, inicialmente se llamó El Morro por la similitud con el cerro de Santa Marta, pero luego su nombre fue cambiado a Nueva Venecia, en homenaje al lugar italiano.

Para llegar allí se debe ir en lancha. Este pueblo, al igual que los otros dos ubicados en la zona y conocidos con Buenavista y Bocas de Aracataca, se puede ir desde Sitio Nuevo o Tasajera en lancha. Allí viven poblaciones de pescadores, que sin muchas cosas materiales que presumir, viven felices, destacando su riqueza en costumbres e historia.

Nueva Venecia, en particular, tiene unas 300 casas construidas en madera, en donde habitan aproximadamente 2.000 habitantes. Es de los tres pueblos, el de mayor tamaño. Allí se combina el agua salada y el agua dulce; hay tiendas como en cualquier barrio, las cuales se surten usualmente de Barranquilla y trasladan todo en lancha.

Es un lugar que, a pesar de estar rodeado de agua, no cuenta con este líquido en forma potable. Para hacer uso de ella, los habitantes deben recurrir a un afluente que queda a dos horas, coger el agua de allí y aplicarle cloro para usarla.

Visitar este lugar resulta una experiencia inolvidable, pues sus casas están adaptadas para variar de altura según los cambios en los niveles del agua y los pobladores dicen que los niños aprenden a bogar antes que a caminar. Además, se puede aprender de los saberes alrededor de la pesca y de la Ciénaga.