Turismo
El único país de Latinoamérica donde no se celebra Semana Santa, ¿cuál es el motivo?
En este destino a la Semana Santa se le llama Semana de Turismo porque brinda 7 días de descanso y relajación.

La Semana Santa es considerada una de las celebraciones religiosas más significativas del cristianismo, razón por la cual cada año es esperada por millones de personas en diferentes partes del mundo.
Esta conmemoración, que rememora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, tiene un profundo valor espiritual, cultural y social, lo que la convierte en un período especial tanto para los creyentes como para quienes ven en ella una oportunidad de encuentro familiar, descanso o conexión con tradiciones ancestrales.
Desde Jerusalén hasta Sevilla, pasando por Ciudad de México, Roma, Lima o Manila, la Semana Santa es sinónimo de rituales colectivos y manifestaciones artísticas que reúnen a comunidades enteras.
En países de tradición católica, por ejemplo, las procesiones, misas, representaciones teatrales y cantos litúrgicos dan vida a una semana cargada de simbolismo y reflexión.
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Sin embargo, aunque la Semana Santa ha logrado arraigarse en las culturas populares como una tradición que une generaciones, hay un país de Latinoamérica que no la celebra y, en lugar de ello, la llaman la “Semana de Turismo” o Semana Criolla, como la denominan algunos habitantes, debido a las populares competencias de jinetes que montan caballos indómitos en estas fechas. ¿Cuál es el país y cuál la razón detrás de esta diferencia?

Uruguay, el país de América Latina en el que no se celebra la Semana Santa
Desde hace más de un siglo, Uruguay define la Semana Santa como Semana de Turismo, como un símbolo que refleja la profunda tradición laica de esta república, catalogada como la menos religiosa de Latinoamérica según encuestas, señala BBC Mundo.
Para entender mejor a qué se debe esto, es necesario revisar la historia política y cómo fue el proceso de esa construcción de una identidad laica que caracteriza a esta nación suramericana.
El cambio de nombre y enfoque de la Semana Santa en Uruguay no es casual. Se remonta a principios del siglo XX, una época en la que el país experimentaba profundas transformaciones sociales, políticas y culturales bajo la influencia del presidente José Batlle y Ordóñez (mandatos: 1903-1907 y 1911-1915), uno de los líderes más influyentes de la historia uruguaya.

Batlle impulsó una serie de reformas que buscaban consolidar un Estado moderno, democrático y, sobre todo, laico. Dentro de este proyecto se promovió la separación tajante entre la Iglesia y el Estado, con el objetivo de garantizar la libertad de culto y la neutralidad estatal frente a las religiones.
En este contexto, el Gobierno impulsó la eliminación de las celebraciones religiosas del calendario oficial, y en 1919 se reemplazó oficialmente el nombre de Semana Santa por “Semana de Turismo”.
Fue así como la medida se tomó en un conjunto de decisiones que incluyeron la supresión de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas y la secularización de los cementerios, entre otras acciones destinadas a reforzar la autonomía del Estado frente a la Iglesia católica.
A raíz de este cambio, en este país latinoamericano se celebra la Semana del Turismo como una época destinada para el descanso y el encuentro familiar. Durante esos días, los uruguayos suelen aprovechar para vacacionar, asistir a eventos culturales, actividades deportivas o visitar destinos naturales.
También es común que se organicen festivales, ferias gastronómicas y actividades recreativas en distintas regiones del país, que capitalizan el flujo de turistas locales y extranjeros.