Turismo
Los encantos del municipio caldense donde se degusta uno de los postres más ricos y tradicionales de la región
Este destino posee una gran riqueza artística, cultural, artesanal, histórica y arquitectónica.

El departamento de Caldas se ha consolidado como un destino ideal para quienes buscan disfrutar de la belleza natural y la tranquilidad de los paisajes andinos, en medio de fincas cafeteras.
Es considerado como un paraíso para los amantes de la naturaleza, pues cuenta con diversos atractivos ideales para el senderismo y la observación de fauna y flora. Además, la región es famosa por sus cultivos de café, que permiten a los visitantes recorrer fincas cafeteras y aprender sobre el proceso de producción de uno de los mejores cafés del mundo.
Caldas, además, tiene una rica oferta cultural para ofrecer, que se refleja en sus tradiciones, festivales y arquitectura. Es un departamento que alberga 27 municipios que muestran una variedad de paisajes e incluyen montañas, valles y fincas cafeteras.
Uno de ellos es Aguadas, que hace parte de la Red Turística de Pueblos Patrimonio de Colombia, así como del Paisaje Cultural Cafetero (PCC) declarado Patrimonio de la Humanidad por Unesco en el año 2011.

Es un destino que posee gran riqueza artística, cultural, artesanal, folclórica, histórica y arquitectónica. A este lugar se le atribuyen diferentes apelativos y uno de ellos es la ‘capital del pionono’, un delicioso postre que se caracteriza por ser un rollo que involucra brevas, bocadillo y arequipe.
Se cuenta que el nombre de este delicioso dulce proviene del Papa Pío IX, cuando un repostero andaluz, gran devoto de la Virgen María, decidió bautizarlo en su honor como muestra de gratitud por la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, firmada por el Papa el 8 de diciembre de 1854. Según la tradición oral, fueron las hermanas vicentinas quienes, en las montañas del Eje Cafetero, se encargaron de dar a conocer y popularizar la receta de este exquisito manjar.
La industria del pionono ha sido desarrollada por reconocidas familias aguadeñas que han mantenido viva esta tradición y que la han pasado de generación en generación, así que los turistas que llegan hasta este destino tienen como plan obligado probar y degustar esta delicia de alimento.

Otros encantos
Sin embargo, este encanto gastronómico no es el único que ofrece este destino caldense. En este pueblo los viajeros pueden recorrer sus calles, pues su Centro Histórico fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) a nivel nacional por el Ministerio de Cultura en el año 2001 y, por ello, apreciar las formas y colores de su arquitectura de estilo colonial se convierte en una experiencia única para quienes llegan de visita.
Uno de los lugares imperdibles es la Calle de los Faroles que, de acuerdo con información de la Alcaldía Municipal, se caracteriza por ser empinada y de uso peatonal, típica del pueblo, de gran valor cultural e histórico. Cuenta con 146 escalones, está adornada por faroles, balcones, y aleros típicos, un espacio perfecto para la recreación tanto de los habitantes como de los viajeros.
Se dice que esta calle hace referencia a la difícil topografía sobre la cual fueron construidos los pueblos de esta región, y a la tenacidad de los hombres que lo fundaron.