Vehículos
¿Por qué el conductor de un carro nunca se marea? La ciencia encontró la explicación a las náuseas de los pasajeros
Estudios científicos han encontrado las razones que pueden explicar por qué el conductor de un carro no se marea mientras conduce.


Es común escuchar que los pasajeros se marean durante un viaje en carro, pero raramente ocurre lo mismo con el conductor.
Esta diferencia tiene una explicación fisiológica y neurológica clara. Según estudios realizados por la Universidad de Minnesota y publicaciones científicas como Scientific American y BBC Future, el mareo por movimiento —también conocido como cinetosis— ocurre cuando hay una desconexión entre lo que los ojos ven y lo que el oído interno y el cuerpo perciben.
El conductor, al estar en control del vehículo, anticipa cada movimiento: giros, frenadas y aceleraciones. Esta anticipación permite que el cerebro sincronice las señales visuales y vestibulares, evitando el conflicto sensorial que genera el mareo.

Por el contrario, los pasajeros, que no controlan el movimiento ni tienen visibilidad total del camino, reciben señales confusas que el cerebro no logra alinear, produciendo náuseas, sudoración y vértigo.
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Además, la vista del conductor está enfocada hacia el horizonte, una práctica recomendada incluso por médicos para evitar la cinetosis. Según el Dr. Michael Grelot, experto en neurofisiología del equilibrio, citado por Science Daily, mirar hacia adelante ayuda al cerebro a prever los movimientos y a preparar al cuerpo para ellos. En cambio, los pasajeros suelen mirar sus teléfonos, leer o desviar la atención del camino, lo que agrava la desconexión sensorial.
También influye la concentración. El conductor está en una tarea activa, lo que mantiene el cerebro ocupado y reduce la probabilidad de mareo. Según el Centro de Control de Enfermedades de EE. UU. (CDC), el cerebro tiende a generar menos síntomas de náusea cuando está enfocado en tareas que requieren coordinación motora y atención visual sostenida.
Otra razón importante es el control emocional. Conducir proporciona una sensación de control, lo que disminuye la ansiedad —un factor que potencia los síntomas de mareo en pasajeros que se sienten vulnerables o sin poder sobre el entorno—.
Este fenómeno es respaldado por el Instituto Nacional de Salud Mental de EE. UU., que ha investigado cómo las emociones influyen en la percepción física del movimiento.

Incluso los músculos participan en esta diferencia. El cuerpo del conductor se ajusta continuamente para mantener el control del volante y los pedales, lo que lo mantiene en constante movimiento leve, ayudando a estabilizar el sistema vestibular. Los pasajeros, en cambio, permanecen más rígidos o en posiciones inadecuadas que dificultan el equilibrio interno.
En términos médicos, el sistema vestibular del oído interno trabaja en conjunto con la vista y los músculos para mantener el equilibrio. El conductor, al estar en sintonía con cada movimiento, tiene una ventaja evolutiva y funcional. Este sistema responde mejor cuando el movimiento es predecible, como lo es para quien está al mando del volante.
También hay factores psicológicos: el conductor sabe cuándo habrá un frenazo o una curva cerrada. Esta previsibilidad reduce el impacto sensorial inesperado. Según un estudio publicado en la revista Frontiers in Psychology, la previsión de eventos físicos reduce significativamente la respuesta nauseosa del cuerpo humano.

En resumen, el conductor rara vez se marea porque:
- Anticipa el movimiento del vehículo.
- Tiene la vista fija en el horizonte.
- Está en actividad constante.
- Posee control emocional sobre la situación.
- Está mejor preparado muscular y sensorialmente.
La próxima vez que un pasajero se sienta mareado, la solución podría ser mirar al frente, evitar distracciones visuales como pantallas, sentarse en el asiento delantero y respirar profundo. Entender cómo funciona el cuerpo ante el movimiento puede evitar un viaje incómodo.