Vida Moderna
Aumento de peso psicológico: los trucos para combatirlo
Es necesario transformar los pensamientos limitantes o negativos en pensamientos positivos.
En muchas ocasiones, el sobrepeso puede relacionarse con las emociones, pensamientos y creencias. La adicción a la comida, ansiedad por comer o miedo a engordar, son algunos conceptos que se enmarcan dentro del contexto de sobrepeso emocional, el cual es igual de peligroso que el sobrepeso fisiológico.
Lo que las personas piensan y sienten es tan importante como lo que comen. Tener pensamientos limitantes como “no realizar una dieta estricta puede engordar” o “no es posible bajar de peso” generan estrés y provoca que el cerebro interprete que hay un peligro en el organismo, activando así el sistema nervioso simpático y todos los mecanismos de alerta que lo componen como: secreción de insulina y cortisol y hormonas relacionadas con el almacenamiento de grasa y el sobrepeso.
Causas
El sobrepeso emocional no depende únicamente de la comida, sino de patrones de emoción, sentimiento y pensamiento que pueden aumentar las posibilidades de comer en exceso e ingerir más calorías de las necesarias.
Las emociones que pueden ocasionar sobrepeso son:
Tendencias
Ansiedad
Este sentimiento se produce en el cuerpo al detectar algún tipo de amenaza, independientemente de que esta realmente exista o no.
Cuando esta sensación aparece, la reacción más habitual es recurrir a cualquier tipo de comida; snacks, aperitivos o dulces, algo que genere satisfacción de forma inmediata, creyendo, equívocamente, que esa sensación eliminará la ansiedad.
Tristeza
A diferencia de la depresión, la tristeza es una sensación transitoria de dolor anímico, que suele manifestarse con un estado de ánimo pesimista e insatisfacción. Esta sensación provoca la aparición del estrés, porque la mente necesita satisfacción a corto plazo para mitigar la baja autoestima, y la comida es uno de los recursos más comunes para acabar con esa sensación.
Soledad
Sentir algún vacío o la ausencia de alguna persona, puede provocar tristeza y melancolía. En algunos casos, es usual pensar que la comida ayudará a llenar esa sensación de vacío, pero comer en exceso no evitará que ese sentimiento desaparezca.
Estrés
Esta tensión física suele desarrollarse a partir de situaciones, pensamientos, problemas sin resolver, o cargas emocionales que generan otros sentimientos como nerviosismo, alteración, preocupación o agobia. Esto puede generar un vacío que en muchos casos suele llenarse con comida.
¿Cómo hacer frente al sobrepeso emocional?
Cuando la persona se deshace de todas las estructuras pesadas y tóxicas, el organismo activa el sistema nervioso parasimpático, que es el responsable de volver al estado de equilibrio. Un equilibrio que también repercute de forma positiva en el metabolismo.
En primera medida, es importante identificar las sensaciones o estímulos que llevan a la persona a consumir alimentos desaforadamente y cuáles son los factores que dificultan el control de dichos impulsos. Entender qué sentimientos existen dentro de la persona antes y después de ingerir un alimento ayudará a controlar la ansiedad a comer.
Otro aspecto a tener en cuenta, es la necesidad de convertir los pensamientos limitantes o negativos en positivos. La baja autoestima e ideas como “las dietas no funcionan” o “no es posible adelgazar” únicamente sirve para generar estrés en el organismo.
También es fundamental trabajar el autocontrol. Antes de ingerir cualquier alimento, es primordial que la persona cuestione por qué va a comérselo y preguntarse si realmente es sensación de hambre o es otro tipo de emoción.
De igual forma, puede adoptar hábitos de vida saludable, que incluyan seguir una dieta equilibrada, así como realizar actividad física que aleje a la persona de un estilo de vida sedentario. En muchas ocasiones, hacer deporte y otro tipo de actividad, sustituirá la acción de comer al mantener la mente ocupada y entretenida con otras cosas; leer un libro, dar un paseo, ir en bicicleta, salir a bailar, son otras opciones ideales.