Vida moderna
Cuatro tips para dejar de ser una persona negativa
Los pensamientos negativos afectan a todos en diferente medida, lo cual con el tiempo puede llevar a emociones destructivas.
Todas las personas, alguna vez en la vida, han tenido pensamientos negativos. Sin duda es uno de los constantes en la sociedad actual, además se ha aumentado debido a los últimos acontecimientos como la pandemia del coronavirus, los ataques de Rusia contra Ucrania o el simple hecho de empezar un nuevo año que genera incertidumbre y negativismo.
Paul Watzlawick, en su libro El arte de amargarse la vida (Ed. Herder), detalla las formas en que el ser humano consigue negativizar su vida a través del pensamiento. Según el autor, “una vida amargada la puede llevar cualquiera, pero amargarse la vida a propósito es un arte que se aprende, no basta con tener alguna experiencia personal con un par de contratiempos”.
Además, existen personas que parecen manejar un radar de tecnología de punta para captar lo negativo y otro muy anticuado para percibir lo positivo. Sin embargo, lo cierto es que los pensamientos negativos afectan a todos en diferente medida, lo cual con el tiempo puede llevar a emociones destructivas.
“Un pensamiento negativo debilita y provoca desánimo, pero sobre todo impide evolucionar porque los circuitos cerebrales realizan una y otra vez el mismo recorrido, encerrando a la persona en la queja, el victimismo y la zona de comodidad en la que se ha instalado. Un pensamiento negativo se distingue porque no conduce a la acción ni a algo útil; solo considera las limitaciones, no las posibilidades”, afirma Marta Ligioiz, médica especialista en neurobiología del comportamiento.
Tendencias
Cabe resaltar que, las personas que han vivido experiencias negativas, sobre todo en la infancia, tienen más pensamientos negativos: su cerebro interpreta el presente bajo la misma clave, pero ni los recuerdos ni las profecías de fracaso deberían teñir la realidad del momento.
Tips para alejar los pensamientos negativos
Ser indulgente y aceptar los acontecimientos
- Cuando se valora negativamente la realidad a través del pensamiento, se hace en base a una escala de valores personal y subjetiva. Sin embargo, es ingenuo pretender que la vida se ajuste a lo que cada persona espera de ella, a su ideal de justicia o de perfección.
- Mireia Darder, psicóloga y terapeuta gestalt, señala que: “No se trata de juzgar como bueno o malo lo que ocurre, sino de aceptarlo. Es importante decir sí a estos pensamientos y al dolor que producen, en vez de pelearse con ellos, así como decir sí a las situaciones que los despiertan”.
Atender al disco rayado y cambiar de camino
- El problema no son tanto los pensamientos negativos en sí como la repetición que obliga a permanecer en el camino trazado por ellos.
- El ser humano produce decenas de miles de pensamientos al día, pero el 95 % de ellos son iguales a los del día anterior. Esto quiere decir que la mente puede tener algo de disco rayado. No identificarse con ese fragmento repetitivo y buscar una perspectiva más global es el primer paso para hallar una salida.
Aprender a cambiar la perspectiva
- La psicóloga norteamericana Barbara Fredrickson le pidió a un grupo de estudiantes sometidos a un alto grado de estrés que cada noche escribieran sobre lo bueno que encerraba la situación que estaban viviendo. Solo con ese hábito ya se reducían notablemente los pensamientos negativos y se registraban menos alteraciones fisiológicas.
- Sol Martínez, especialista en PNL, señala que: “La solución no se encuentra en el mismo nivel de conciencia que el problema, por eso es importante salir y contemplarlo desde fuera. Es útil explicar a un tercero lo que preocupa para confrontar el monólogo interno con la realidad.
- Otras cuestiones para plantearse son: ‘¿Lo que estoy pensando es completamente cierto? ¿Estoy plenamente seguro de que es así?, sugiere la experta.
Facilitar la situación
- Hasta cierto punto, pensar puede significar dejar de existir. El pensamiento verdaderamente útil se produce cuando la persona está tan conectada al presente que la mueve a incidir en él.
- El resto de pensamientos están vinculados al pasado, que ya no existe, o son una anticipación del futuro, que tampoco es real.
- El simple hecho de moverse diluye los pensamientos negativos. Es difícil mantenerlos cuando se camina por un paisaje distinto al habitual, se comparte una buena comida o se realiza cualquier actividad agradable.