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El potente alimento probiótico que ayuda a prevenir y controlar la diabetes
El efecto “antidiabético” del yogur se debe especialmente a unos metabolitos concretos que el cuerpo produce naturalmente,
El yogur podría catalogarse como uno de los lácteos favoritos de la mayoría de las personas por su versatilidad y textura. Pero, ¿Podría ser beneficioso para las personas que sufren de diabetes?
Investigaciones previas habían atribuido al calcio, al magnesio o a los ácidos grasos esta reducción del riesgo de diabetes, pero parece ser que las responsables de tal efecto son las bacterias del yogur.
Un estudio publicado en Nature Communications, realizado por la Université Laval de Quebec y Danone Nutricia Research, sugiere que esta protección se debe a unos metabolitos específicos que producen las bacterias del yogur y que contribuyen a un control óptimo de la glucosa. De hecho, estos metabolitos se reducen en caso de obesidad, lo que podría explicar por qué el sobrepeso favorece la diabetes.
Los investigadores descubrieron que el efecto “antidiabético” del yogur se debe especialmente a unos metabolitos concretos que el cuerpo produce naturalmente, pero que las bacterias lácticas del yogur también son capaces de generar.
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“Estos metabolitos, llamados hidroxiácidos de cadena ramificada (BCHA), son el resultado de la acción de las bacterias lácticas del yogur sobre los aminoácidos naturales de la leche”, explica el Dr. André Marette, profesor de la Facultad de Medicina de la Université Laval y coautor del estudio.
El equipo demostró la acción antidiabética de estos metabolitos tras observar los efectos del yogur en ratones alimentados con una dieta rica en azúcares y grasas.
A uno de los grupos se le dio el equivalente a dos raciones diarias de yogur.
Pasadas 12 semanas, los investigadores observaron que los ratones que habían consumido yogur tenían un mejor control de la glucosa en sangre, la resistencia a la insulina y la función hepática.
Posteriormente analizaron todos los metabolitos presentes en los hígados de todos los ratones, tanto los que habían tomado yogur como los que no, y observaron que había diferencias en los niveles de BCHA (los metabolitos que generan las bacterias lácticas del yogur).
El profesor Marette, de la Universidad Laval, explica que “en el grupo que no consumió yogur, la cantidad de estos metabolitos en el torrente sanguíneo y en el hígado disminuyó con el aumento de peso; pero en el grupo del yogur, la cantidad de BCHA se mantuvo parcialmente” a pesar de haber aumentado de peso.
“También descubrimos que una gran cantidad de este tipo de metabolitos en el hígado estaba relacionada con una mejor glucosa en ayunas y triglicéridos hepáticos”, añade.
“Los BCHA se encuentran en los productos lácteos fermentados y son particularmente abundantes en el yogur. Nuestro cuerpo produce BCHA de forma natural, pero el aumento de peso parece afectar el proceso”, señala la coautora principal del estudio, la Dra. Hana Koutnikova, a cargo de esta investigación en Danone Nutricia Research.
El siguiente paso de los investigadores es determinar si la ingesta dietética de BCHA puede compensar la disminución asociada con el aumento de peso y ayudar así a restaurar la función metabólica en personas obesas. Recordemos que la obesidad favorece en gran medida la diabetes.
Un estudio anterior analizó cómo influyen los lácteos como la leche, el queso y los yogures en la reducción del riesgo de padecer diabetes tipo 2 y se demostró que solo el consumo frecuente de yogur puede ayudar a conseguirlo.
En cuanto a la cantidad de yogur que sería necesario tomar para beneficiarnos de su efecto protector, otro estudio de la Universidad de Cambridge ha sugerido que las personas que consumen un mínimo de cuatro raciones y media a la semana (una ración estándar es de 125g) tienen un 28 % menos riesgo de diabetes en comparación con las que no comen yogur. El estudio se realizó con yogures naturales bajos en grasa.