Salud
Herpes zóster: así es el doloroso virus que padece Harrison Ford y que cada vez es más común
A propósito del reciente diagnóstico que recibió el aclamado actor de Hollywood Harrison Ford, SEMANA consultó con un experto y una paciente sobre la realidad que significa padecer este doloroso virus.


Como si se tratara de una quemadura en carne viva, así se sienten los brotes producidos por el virus del herpes zóster. El mismo que le fue diagnosticado al reconocido actor de Hollywood Harrison Ford y la razón por la que canceló su participación en la edición número 97 de los premios Óscar.
Debido al fuerte dolor producto del virus, el protagonista de la icónica saga de Indiana Jones tuvo que cancelar toda su agenda mediática durante la temporada de premiaciones al cine. El herpes zóster, también conocido como culebrilla, es una infección causada por el virus varicela zóster, el mismo que causa la varicela y que no debe confundirse con otros tipos de herpes como el simple tipo 1, que comúnmente puede causar llagas en el rostro y en la boca, o el tipo 2, que provoca úlceras en el área genital.
El doctor Carlos Álvarez, infectólogo y docente titular de la Universidad Nacional de Colombia, asegura que más del 90 por ciento de las personas en el mundo entre 30 o 40 años de edad ya se han infectado con el virus de la varicela, especialmente durante la infancia, y que aunque los síntomas terminan luego de una semana, el virus permanece inactivo en el cuerpo de las personas para toda la vida.
El virus del herpes zóster se activa principalmente en población mayor de 50 años con condiciones clínicas que bajan las defensas, como, por ejemplo, aquellas que toman medicamentos inmunodepresores. La aparición del virus se caracteriza por la presencia de brotes que normalmente ocurren en zonas localizadas del cuerpo como son la cara, el abdomen, la espalda o miembros inferiores.
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Álvarez asegura que una de las grandes particularidades de este virus es el intenso dolor que provoca. Las ampollas atacan el nervio de la zona donde aparezca, generando incomodidad y afectando profundamente la calidad de vida de los pacientes.
“Generalmente, las lesiones de este tipo de herpes dejan secuelas que son muy dolorosas tanto en la fase aguda, que son de dos a tres semanas, pero también la persona puede quedar con dolor crónico durante años o durante toda la vida”, asegura el experto. Esta condición es conocida como neuralgia posherpética, es decir, un fuerte dolor que se presenta durante un periodo prolongado, que suele ser incapacitante y puede provocar ansiedad y depresión.
A diferencia de los herpes simples tipo 1 o 2, el herpes zóster produce lesiones en diversas partes del cuerpo, especialmente en la piel, pero también puede producir otras más complejas que atacan el sistema nervioso central, el cerebro y los ojos generando neumonías u otros cuadros clínicos no tan comunes. Una de las grandes preocupaciones asociadas a esta enfermedad es su contagio, por lo que Álvarez afirma que el virus de la varicela se contagia fácilmente, “entra por la vía respiratoria y aproximadamente una semana después se presenta el cuadro clínico”.
El herpes zóster es la reactivación de ese virus que probablemente las personas ya tenían en el cuerpo desde hace más de 30 o 40 años. La probabilidad de esa reactivación depende del estado del sistema inmunitario de cada persona.

El dolor producido por los brotes resulta insoportable para muchos pacientes, quienes deben soportar los síntomas más agudos durante semanas y tomar distintos tipos de medicamentos, como analgésicos y antivirales, y complementar con tratamientos para el dolor y la picazón como compresas frías y ungüentos.
Vivir con dolor
Alicia Barrera tiene 68 años y desde hace casi un año convive con el virus. El primer síntoma que desarrolló fue un dolor punzante en el costado izquierdo de la espalda, por lo que acudió al médico, quien inicialmente la trató por osteocondritis, un proceso de inflamación de los cartílagos que unen las costillas con el esternón.
Con el paso de los días, Alicia se dio cuenta de que debajo del seno izquierdo tenía un pequeño brote: “Me ardía terriblemente, así que corrí al médico de inmediato”.
El diagnóstico inicial de osteocondritis cambió en un par de días a herpes zóster y desde entonces ha tenido que aprender a sobrellevar sus síntomas.
“Tener herpes zóster es terrible, uno vive con un ardor permanente, es como sentir que te están quemando la piel, es vivir con la sensación de que tienes una quemadura. Además, a uno le da fiebre y mucho malestar en el cuerpo”, comenta Alicia, quien a la fecha no sabe cómo se contagió o si en su niñez tuvo varicela debido a que su madre falleció cuando ella tenía apenas un año de vida.

El brote principal de Alicia se ubica principalmente debajo del seno izquierdo. Cuenta que, cada vez que aparece, siente “como si se me fueran a caer los senos, sufro mucho. Incluso hoy todavía estoy mal, tanto que me tengo que poner parches de lidocaína en la zona para poder soportar el dolor tan terrible”.
Alicia comenta que, aunque el brote haya desaparecido, el dolor permanece durante varios meses en el cuerpo. Y ante su solicitud a los profesionales de la salud para tratar el dolor, algunos médicos le han asegurado que tiene que aprender a vivir con él durante toda la vida.
Luego de casi un año padeciendo de herpes zóster, Alicia hace un llamado al sistema de salud colombiano para que incluya la vacuna contra este virus dentro del esquema de vacunación con el fin de que cada vez menos personas, especialmente adultos mayores, sufran de esta enfermedad. Actualmente, los profesionales de la salud recomiendan dos dosis de la vacuna.
Cada dosis puede llegar a costar alrededor de un millón de pesos, valor que puede variar entre los centros médicos que las ofertan. Actualmente, Colombia cuenta con una vacuna con tecnología de ADN recombinante que disminuye el riesgo de presentar esta enfermedad hasta en 97 por ciento cuando se completa el esquema.
Teniendo en cuenta que el virus del herpes zóster afecta a cerca del 30 por ciento de la población mundial, la recomendación médica es el cumplimiento del esquema de vacunación general que incluye la vacuna contra la varicela, que debe aplicarse en dos dosis, la primera en niños de 12 a 15 meses y la segunda en niños entre los 4 y los 6 años.
Adicionalmente a ello, mantener hábitos de vida que promuevan el fortalecimiento del sistema inmune; y para adultos mayores, la aplicación de las vacunas contra el herpes zóster, especialmente para quienes padecen trastornos por inmunodeficiencia.