Vida Moderna
Hormigueo en manos y pies: casos graves y poco comunes que representan un peligro real
El hormigueo o adormecimiento en las manos es una sensación incómoda que a menudo que podrían indicar la presencia de una condición neurológica subyacente.
Cuando el hormigueo se presenta en las piernas y los brazos, puede sugerir la existencia de una polineuropatía, mientras que si se experimenta a lo largo de una raíz nerviosa, podría tratarse de una condición como la ciática o neuritis.
En ambos casos, es crucial aprender a discernir la distribución y la duración del dolor. Por ejemplo, este síntoma podría manifestarse también debido a la compresión de un nervio en la espalda, a consecuencia de una lesión o a causa de una inflamación.
Por otro lado, el hormigueo recurrente en los pies podría originarse por causas radicalmente distintas. En varias ocasiones, este síntoma surge tras la exposición a sustancias tóxicas o la absorción de elementos a través de la piel.
Toxinas como el talio, el mercurio, el anticongelante e incluso el arsénico han sido asociadas a esta afectación de salud, demandando una respuesta rápida. Asimismo, síntomas similares, que incluyen el hormigueo en las manos, podrían resultar de los efectos secundarios de ciertos medicamentos, tales como los empleados en el tratamiento del sida, el cáncer o las afecciones cardíacas.
Causa de hormigueo en manos y pies
Además, se debe considerar la importancia de factores como el consumo excesivo de alcohol, que también puede desencadenar la neuropatía alcohólica. Esta afección presenta el hormigueo y el dolor en manos y pies como síntomas, resultado del daño a los nervios periféricos. Cabe destacar que esta enfermedad es común entre las personas con problemas de alcoholismo.
Asimismo, estos mismos síntomas pueden asociarse a deficiencias vitamínicas, en particular las vitaminas E, B1, B6 o B12, lo cual puede inducir la aparición de neuropatía periférica. Igualmente, afecta a aquellos con enfermedades infecciosas como hepatitis B o C, lepra o VIH, condiciones que inflaman los nervios, y a quienes padecen enfermedades autoinmunes como la celiaquía.
Es preciso mencionar que estos síntomas también pueden estar relacionados con afecciones como la diabetes, que puede causar daño en los nervios debido a elevados niveles de azúcar en la sangre, provocando la sensación constante de hormigueo en manos y pies, conocida como neuropatía diabética.
Esta sensación también puede asociarse a enfermedades arteriales periféricas oclusivas, que afectan el sistema circulatorio, produciendo el estrechamiento de los vasos sanguíneos e incluso incrementando el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares.
Otras causas
De acuerdo con el portal medlineplus.gov, “otras causas del hormigueo podrían ser lesiones derivadas de esfuerzos repetitivos intensos, a menudo ligadas a periodos prolongados de trabajo sin pausa o a una postura inadecuada”.
El entumecimiento y hormigueo puede ser causado por otras afecciones, incluso:
- Síndrome del túnel carpiano (presión sobre el nervio a la altura de la muñeca).
- Diabetes.
- Migrañas.
En un contexto más positivo, algunas mujeres experimentan hormigueo durante el embarazo debido a la presión que el útero ejerce sobre los nervios a medida que el feto crece. Sin embargo, si el hormigueo persiste después del parto, es crucial informar al médico correspondiente.
¿Cuándo es preocupante y se debe ir al médico?
De acuerdo con los neurólogos Pedro Martínez-Ulloa, médico adjunto del Servicio de Neurología, responsable de la Unidad Neuromuscular del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, y José Manuel Moltó, miembro de la Sociedad Española de Neurología (SEN), “cuando el hormigueo de manos ocurre con frecuencia o se acompaña de otros síntomas, por ejemplo pérdida de sensibilidad, debilidad o torpeza con las manos es importante consultar con un médico para investigar la causa y valorar algún tratamiento”.
“La historia clínica y el examen físico son claves para determinar el origen de los síntomas sensitivos. Las pruebas complementarias como analítica de sangre y estudios de conducción nerviosa nos pueden ayudar en determinadas circunstancias”, concluye Martínez-Ulloa.