Maternidad
Camila Chaín narra en SEMANA su lucha para convertirse en mamá al lado de otra mamá
La periodista Camila Chaín comparte en un libro el largo camino que tuvo que recorrer para convertirse en madre de Tobías. Al final, lo logró a través de la reproducción asistida. Historia de un anhelo con final feliz.
SEMANA: ¿Cuál es el punto de partida de este libro?
Camila Chaín: Quería compartir mi experiencia con familias que, como la mía, se dieron cuenta de que acceder a tratamientos de fertilidad no es fácil. Además, tropecé con una barrera muy grande, la edad. No sabía que las mujeres después de los 35 empezamos un proceso en el que la calidad ovárica disminuye de forma drástica. Y eso me llevó a pensar que debía entregar mi testimonio para que otras personas que quieren ser padres y madres no tengan que vivir un camino tan largo. Hablé con la editorial y ellos me esperaron hasta que tuviera a mi bebé, sin importar el tiempo que me tomara acceder al tratamiento.
SEMANA: ¿Qué es una familia arcoíris, el concepto que da nombre a este libro?
C.CH: Tiene dos partes. Por un lado, un bebé arcoíris es aquel que nace tras una pérdida. Y yo tuve una después de uno de los tantos intentos para lograr ser madre; fue un embarazo que no llegó a término y fue muy duro como pareja. Pero también esta es una familia arcoíris porque es homoparental, tiene dos mamás, y siempre he dicho que el amor es de todos los colores.
SEMANA: ¿Cómo enfrentó esa lucha que libran miles de mujeres contra la edad?
C.CH: Primero habría que hablar de la lucha de ser mujer. Porque como mujeres la sociedad siempre nos está diciendo qué tenemos que hacer y cuándo. En esta generación hemos querido, primero desarrollar una profesión antes de pensar en la maternidad. Pero resulta que esa decisión implica la calidad de nuestros ovarios. En mi caso, fue súper difícil porque yo tenía pensado tener a mi bebé con mi propio óvulo; es algo como del ego, uno quiere que sea su bebé, que se parezca a uno. Y estrellarme con esa realidad fue muy complejo.
SEMANA: ¿Le parece injusto que el reloj biológico de las mujeres sea tan corto?
C.CH: Sería genial que fuera diferente. Porque, si uno se fija, el útero no pierde calidad. A mis 44 años tengo un útero muy sano, pero lastimosamente la calidad ovárica falla. Si tuviera una varita mágica, lo cambiaría, pero no es injusto, por alguna razón la naturaleza es así.
SEMANA: Sobre la reproducción asistida hay muchos mitos aún. ¿Con qué barreras se encontró en ese camino?
C.CH.: Encontré muchos mitos. Y eso, sin meter el tema de la diversidad. La gente piensa que la reproducción asistida es para personas con problemas para procrear. El hombre, con su esperma; la mujer, con su óvulo. O que pasaron por un cáncer o enfermedad grave. Pero en ocasiones es para parejas que desean que su bebé nazca sano, pues con este tratamiento al embrión se le estudia antes de ser transferido al útero para garantizar que nazca sin problemas. Otros piensan que la reproducción asistida es para personas mayores u homoparentales. Pero, cuando fui a la clínica, me di cuenta de una realidad fuerte: cualquier persona, de cualquier edad, puede no lograr un embarazo por muchos motivos. Estrés o ansiedad, en los casos en los que ese bebé es muy anhelado y la pareja no logra concebir y el cuerpo no reacciona.
SEMANA: Esta ha sido una lucha de muchos años para usted. ¿Al comienzo era fácil si se trataba de parejas del mismo sexo?
C.CH.: Hace muchos años, como no había legislación al respecto, las clínicas se abstenían de ayudar a las personas diversas para no meterse en líos legales. Pero hoy en día eso cambió y las clínicas de reproducción asistida reconocen la diversidad de una manera maravillosa y natural. Por ejemplo, mi doctor se emociona mucho con la forma como trajimos a Tobías al mundo, porque es un tratamiento especial. Se llama Ropa y es para mujeres. Se hizo con el óvulo de mi pareja, es lo más cercano a que dos mujeres puedan decir: tenemos un hijo.
SEMANA: ¿Y por qué decidieron que usted tuviera al bebé y no su esposa, Kelly?
C.CH.: Porque Kelly es una mujer más joven y, por ende, de mejor calidad ovárica. Y se hizo con el esperma de un donante del único banco de ese tipo que existe en Colombia, donde la gente puede donar no solo esperma sino óvulos. Después, el embrioncito pasa por unos exámenes genéticos y luego fue transferido a mi útero. Por eso, cuando la gente me pregunta de quién es tu hijo (porque muchos se preguntan por el donante), yo les puedo decir que tuve un hijo de Kelly. La gente lo ve como algo muy complejo, pero la idea es que, como soy la mayor de las dos, pues era quien debía embarazarse. Ella tenía más tiempo para hacerlo después. Yo siempre quise ser mamá, desde niña.
SEMANA: Usted creció en el hogar de una pareja heterosexual. ¿Cómo es la crianza entre dos mamás
C.CH.: Contrario a lo que muchos piensan, no hay tanta diferencia. La única ventaja es que las dos tenemos instinto maternal muy desarrollado. Por lo tanto, la una no le tiene que decir a la otra: el bebé está llorando porque tiene hambre o porque no le has cambiado el pañal. Las dos sabemos perfectamente cuál es la necesidad del bebé, por instinto. Pero en muchas otras cosas, todo sucede como en cualquier pareja. Kelly se queda dormida profunda, mientras yo no lo hago. En la cotidianidad, mi esposa sale a trabajar todos los días y viaja mucho. Yo trabajo desde casa. Yo fui la que decidió dedicarse al bebé 24/7, entonces, mi esposa cumple el rol de la mamá que llega a casa a apoyarme después de que yo he estado todo el día en tareas de Tobías y me da un descanso.
SEMANA: En Colombia existe un único banco de donantes para parejas que acuden a la reproducción asistida. ¿Cómo funciona en realidad?
C.CH.: La persona se acerca, dice que desea donar. Y a esa persona se le aplica un cuestionario muy largo y además se le hacen exámenes médicos de todo tipo porque no cualquiera puede ser donante. En el caso de los hombres, importa no solo la calidad del semen, sino los antecedentes médicos, de su familia, genéticos. Tiene que ser una persona muy sana. A esa persona se le paga por esa donación, tanto en el caso de quien dona óvulos, como de quien dona esperma. Y luego la persona que quiere concebir, lo habla con la clínica de reproducción y esta, a su vez, le compra al banco la muestra. No es difícil, pero no suele ser un procedimiento muy común. Hay que promocionarlo más en Colombia porque en realidad es una alternativa que puede cambiar la vida de muchas parejas.
SEMANA: ¿Cómo han proyecto criar a Tobías en medio de la diversidad?
C.CH.: Será un día a la vez. No queremos enredarnos aún con eso. Él será criado con toda la verdad y se le hablará desde el amor. Intentaremos criarlo como un niño seguro, desde un entorno amoroso, para que cuando se tenga que enfrentar a cosas en su colegio, en la calle sepa cómo reaccionar desde el amor y no desde el miedo. Claro, tenemos ejemplos de otras parejas del mismo sexo que han vivido la experiencia de que a sus niños no los acepten en algunos colegios. Les dan cualquier excusa, pero realmente es que no saben tratar el tema de la diversidad. Y quieren lavarse las manos. Pero ya llegará el momento de preocuparnos por eso.
SEMANA: ¿Cómo describe el rol de la maternidad?
C.CH: Yo romantizaba la maternidad. Siempre he sido tía y por eso solo había visto las cosas lindas de criar a un ser. Hasta que nació Tobías y no he dormido un día en cinco meses. Por eso le digo a la gente que ser mamá es lo más hermoso que me ha pasado en la vida, y lo haría cien veces más. Pero es lo más difícil que he tenido que enfrentar; a veces te quedas con un dolor de espalda porque ya ni puedes alzar a tu bebé o lloras porque sientes que ya no puedes más y no sabes cómo decir me rindo. Siempre valoré a mi mamá, pero hoy sé que es el trabajo más duro de la humanidad, que afecta física y psicológicamente de una manera brutal a la mujer. Es realmente una experiencia dolorosa física y mentalmente. No estamos preparados y nunca lo estaremos.