Vida Moderna
Por este motivo no se debería tocar la barriga de una mujer embarazada
Para muchos es una muestra de afecto, pero, ¿por qué los especialistas insisten en que eso tiene que cambiar?
Ante la presencia de una futura mamá, la ternura que inspira su estado hace que muchos se desborden en gestos de cariño.
Uno de los más usuales es tocar su barriga, que se vuelve una especie de propiedad comunitaria, como lo señala una especialista, de modo que es muy raro que algún familiar, amigo o conocido tenga la delicadeza de pedirle permiso o preguntarle si puede hacerlo. A fin de cuentas, es palpar un cuerpo ajeno.
Al respecto, las reacciones varían. Algunas mujeres en cinta lo toman como un traspaso de su espacio vital, en tanto que otras lo ven como un gesto afectuoso.
No obstante, como lo señaló un artículo publicado recientemente por Clarín, de Buenos Aires, hay que empezar a cambiar estas actitudes, en aras de mostrar un mayor respeto hacia los demás.
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“¿Qué nos hace creer que podemos tocarle la barriga como si fuera algo de libre acceso? ¿Por qué razón es de uso común invadir un espacio tan íntimo como el cuerpo de otra persona e incluso plagarla de comentarios u opiniones que no nos solicitan”.
Lo primero que hay que considerar, dice la experta, es el respeto por el cuerpo del otro, quien tiene derecho a decidir quién lo toca y quién no, un derecho que no se cumple muy a menudo con las mujeres en estado de buena esperanza.
Así mismo, asegura que la sociedad tiene que empezar a comprender que una mujer en ese estado “no es un cuerpo ni una barriga, sino una persona que siente, piensa y merece respeto”.
Ella cree que la gente tiene la idea de que tocar el abdomen de la madre es como acariciar al bebé, pero no hay que perder de vista que no es así.
Capurro le expuso además al diario que esto se conecta con la necesidad de ‘desromantizar’ este estado: “Socialmente, se representa al embarazo como un momento de felicidad plena, de vitalidad y en el que todo es gozoso. El cuento de la ‘dulce espera’ está muy arraigado y, si bien hay embarazos que se viven de esa forma, también hay ambivalencias, incomodidades y contextos familiares, vinculares y en relación con el cuerpo que forman parte de ese momento”.
Sin embargo, ella cree que el cambio debe incluir dejar atrás los mitos ingenuos sobre el embarazo y la aplicación de aquello de “mi cuerpo, mi decisión”.
Para Gastaldi, es hora de que las mujeres entiendan que tienen derecho a que su intimidad no sea invadida bajo ninguna circunstancia, no siquiera en el espacio familiar más cercano.
“Puede negarse a ser tocada por desconocidos y no tiene por qué responder a comentarios que le resulten innecesarios, molestos o inoportunos”, expuso Gastaldi.
Capurro, por su parte, admite que a muchas se les hace difícil decir no cuando alguien quiere tocar su panza.
Su consejo es que ante una reacción incomprensiva de los demás a su renuencia, ellas siempre deben recordarles que se trata de una cuestión de respeto por los límites del cuerpo del otro.
La psicóloga también aclaró que el hecho de que la mujer encinta se toque la barriga, no les da permiso a los demás para hacerlo.
Por lo demás, las personas que rodean a una mujer en estado de gravidez tienen que entender que atraviesa por un serio momento de cambios tanto fisiológicos como emocionales y que por eso es prudente preguntar si se le puede tocar el abdomen, pues casi nadie sabe realmente lo que pasa por su cabeza y sus sentimientos.