Vida Moderna
Revelan si los imanes de la nevera dañan los alimentos o aumentan el consumo de energía
Son uno de los elementos decorativos más comunes en los hogares.
Una de las tradiciones de muchas familias o de viajeros, es coleccionar los famosos imanes de nevera. Estos son pequeños recuerdos que se pueden encontrar en casi cualquier país y que se pueden poner en casi cualquier refrigerador.
Aunque es una decoración que le sienta muy bien a un espacio como la cocina, que algunas veces carece que colores. Lo cierto es que se ha gestado un mito alrededor de los mismos.
¿Realmente los imanes hacen que la nevera consuma más luz?
La teoría fue expuesta por Endesa, empresa española proveedora de energía, quien desmintió los supuestos estudios científicos que aseguran que los imanes son perjudiciales para la comida que se guarda en la nevera y que aumentan el consumo.
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Esa versión apuntaba a que estas decoraciones creaban campos magnéticos que aumentaban el consumo del electrodoméstico. Lo cierto, según la compañía, es que, aunque sí se crean dichos campos, estos son muy débiles y ni siquiera logran atravesar la puerta del frigorífico.
¿Hacen daño a los alimentos?
Otra entidad que salió a responder por el mito fue la Organización Española de Consumidores y Usuarios (OCU). Esta entidad, que agrupa y defiende los derechos de los consumidores de España, asegura que los alimentos no tienen ningún tipo de contacto con los campos creados por el imán.
Sin embargo, precisa que estos imanes sí podrían traer afectaciones para un tipo de neveras que se ven por estos días, las cuales cuentan con pantalla táctil y sistema Android en la puerta.
Al acercar un imán, la pantalla podría distorsionarse. Sin embargo, los campos que tienen los imanes decorativos no son lo suficientemente fuertes para provocar este daño.
Si quiere proteger sus alimentos de las bacterias, es muy importante que considere diferentes aspectos a la hora de guardarlos dentro del mismo electrodoméstico.
Lo primero que debe saber es que no debe sobrecargar la nevera a su máxima capacidad, pues esto no permitirá que el aire frío se distribuya equitativamente y que todos los alimentos sean enfriados. Esta situación desencadenará la incubación de bacterias y microorganismos al interior de la comida.