PÓDCAST
Un bosque en homenaje a los fallecidos de Covid
Desde arrayanes hasta rodamontes se siembran con las cenizas de personas fallecidas en el páramo de Guerrero, a 72 kilómetros al norte de Bogotá. En este nuevo episodio de El Lado +, la historia del proyecto Colombia Reserva de Vida, un puente entre la experiencia del duelo, más ahora en pandemia, y la conservación ambiental.
Para Margarita Ballesteros, directora de la Corporación Ambiental Colombia Reserva de Vida, ya es común escuchar discusiones mientras las personas suben hacia la reserva El Pajonal, en el páramo de Guerrero, a 72 kilómetros al norte de Bogotá, a 3.500 metros sobre el nivel del mar, con el fin de depositar las cenizas de sus seres queridos fallecidos y con ellas sembrar un árbol.
“Yo no quiero ir a aguantar frío”, “A quién se le ocurrió traer las cenizas a este lugar”, son algunas de las cosas que escucha Margarita, quien ya sabe, por la experiencia de seis años (el proyecto surgió en 2014 y en 2015 se sembraron los primeros árboles con cenizas de personas fallecidas), que una vez culmine el proceso estas tensiones van a desaparecer. O, mejor, se van a descargar.
Las personas llegan a la reserva, y ellas mismas siembran un árbol con las cenizas que llevan. Puede ser un arrayán. O un laurel de cera. O un rodamonte, una especie en peligro de extinción. “Es un símbolo de continuación de vida”, dice Margarita en esta nueva entrega de El Lado +, un pódcast de noticias positivas e inspiradoras, sobre el propósito de una iniciativa que ha adquirido un nuevo significado durante la pandemia del Covid-19. Desde entonces se han sembrado 2.400 árboles.
Cada familia lleva a cabo su ritual de despedida. También se deja una placa en conmemoración de la persona fallecida. “Al final, la gente reconoce que es la experiencia más sanadora que ha tenido”, indica Margarita.
Y cuando ella dice que es un símbolo de vida no solo se refiere al plano humano. A lo largo de la charla con Nicolás Peña Ardila, explica cómo este proyecto se ha convertido en una oportunidad para reforestar un área de 23 hectáreas de un páramo que surte de agua a 2 millones de personas en Bogotá y que ha sufrido por la minería, la siembra de papa y el establecimiento de pastizales, en sustitución de las especies nativas.
En este episodio, de igual manera, la líder del proyecto narra cuáles fueron sus orígenes, cómo se consolidó y cómo ha sido la experiencia del duelo durante una coyuntura que hasta ha cambiado la forma como nos despedimos de nuestros seres queridos.
Además, tres personas que subieron hasta la reserva para sembrar un árbol en conmemoración de un familiar comparten su testimonio.
Los invitamos a escuchar este episodio y a compartir su retroalimentación en nuestras redes sociales.