Cultura
Así se debe rezar a Dios para neutralizar los malos pensamientos
La oración es una práctica sagrada para la religión.
Dentro de la vida cotidiana de los religiosos, existen distintos elementos claves, los cuales pueden ser considerados como claves para su bienestar, ya sean aspectos pertenecientes o ajenos a estos cultos puntuales. Uno de estos elementos o figuras considerados de gran relevancia, claramente, es Dios, a partir de una presencia y un poder omnipotente.
En este caso puntual, esta figura, a través de la cual giran distintas religiones, es capaz de juzgar y perdonar distintos actos realizados por el ser humano, gracias a aquello que es mayormente reconocido como “La Gracia de Dios”.
Sin embargo, se puede presentar que el ser humano no pueda controlar ciertos elementos en su entorno, o también en lo referente a sus pensamientos, por lo que en dichos casos se suele recomendar acercarse a Dios, y encomendarle este tipo de situaciones, con el fin de que este desde su ayuda o protección, pueda evitar caer en estos actos.
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Ante esto, la medida más recomendada para encomendarse adecuadamente es a través de la oración, un acto sagrado para la religión, y que permite conectar de forma directa con Dios, siempre y cuando se comuniquen las intenciones de manera sincera. Con este tipo de fines concretos, se suele sugerir rezar la siguiente oración puntualmente en contra de los malos pensamientos, especialmente aquellos dirigidos a los actos impuros:
¿Cuál es esta oración?
“Oh Señor, mi Dios, no te alejes de mí, Dios mío, ven en mi ayuda, que me acechan varios pensamientos y grandes miedos que afligen mi alma. ¿Cómo saldré ileso? ¿Cómo me abriré un camino entre esas espinas?
Dice el Señor:
¡Yo andaré delante de ti, y abatiré a los grandes de la tierra, abriré la puerta de la prisión, y te revelaré los más grandes secretos!
Oh Señor, haz como Tú dices, y todo pensamiento malo huya frente a Ti.
Esta es mi esperanza, esto es lo único que reconforta.
¡En todo sufrimiento refugiarme en Ti, poner mi confianza en Ti, invocarte desde lo profundo de mi corazón, y esperar pacientemente tu consolación!
Aclárame, oh buen Jesús, con la luz del Espíritu interior, aleja de mí cada tiniebla de mi corazón.
Frena las varias fantasías, expulsa las tentaciones que me atacan, combate valerosamente por mí, y vence estas malas bestias, las pequeñas y acechantes seducciones, que así, con la fuerza que viene de Ti, se haga la paz en mi conciencia, que en mí resuene la plenitud de tu Gloria, que dirijas mi nave frente al viento y la tempestad, di a la mar cálmate y al viento no soples, se hará una gran quietud en mí.
Manda tu luz y tu verdad, a brillar sobre la tierra, porque tierra yo soy, pobre y vacía hasta que Tú me ilumines.
Difunde desde lo alto tu Gracia, irriga mi corazón con el alimento celestial, suelta el agua de la devoción, para refrescar la cara de la tierra, para que produzca un bueno y óptimo fruto, levanta mi mente, que está aplastada por el amor al pecado, y lleva a las cosas celestes toda mi alma, de modo que deje yo de pensar tanto, en las cosas de este mundo, y ponga mi atención en tus promesas eternas, donde reside la felicidad suprema.
Libérame, y sácame, de las efímeras consolaciones que dan las criaturas y cosas, que ninguna de ellas podrá satisfacerme, ni me dará plena consolación.
Llévame a Ti, con el vínculo indisoluble del Amor.
Qué solo Tú, bastes para el que te ama.
¡De nada valen todas las cosas, si no estás tú!
Amén.”
De esta forma, con el fin de poder evitar los malos pensamientos, se recomienda rezar esta oración de manera diaria, así como también, realizarlo con gran devoción y sinceridad para fortalecer al espíritu.