Opinión

Construir una empresa en pareja: desafíos, aprendizajes y claves

Construir una empresa es un acto de fe, y cuando se decide emprender ese sueño en pareja, el viaje adquiere otra dimensión: entrelazar propósitos, compartir riesgos y transformar el amor en equipo.

Claudia Lorena Gómez
24 de abril de 2025, 11:40 p. m.
Two startup business colleagues problem-solving at a computer together in the office.
Para emprender en pareja se necesita definir roles, establecer límites y aprender a tener conversaciones laborales sin que eso interfiriera en el vínculo. | Foto: Getty Images

Hace 12 años, mi esposo tuvo una idea que nos cambió la vida: crear una empresa desde cero. Abracé su visión con todo el corazón y, desde entonces, la hemos construido juntos, con compromiso, entrega y mucha pasión. No teníamos todas las respuestas, pero sí una certeza compartida: queríamos construir algo que llevara nuestro sello, valores y esencia. Hoy miro ese camino con profunda gratitud, no porque haya sido fácil, sino porque ha sido profundamente transformador.

Al comienzo todo se siente emocionante. Te une la visión, el sueño, la ilusión de hacer algo significativo. Pero rápidamente aparecen los verdaderos desafíos: las decisiones financieras que pesan, los desacuerdos que duelen, las diferencias que confrontan y el desgaste emocional que, si no se cuida, puede arrastrar también lo personal.

Uno de los mayores aprendizajes fue entender que una empresa, por más que nazca del amor, necesita estructura. Tuvimos que definir roles, establecer límites y aprender a tener conversaciones laborales sin que eso interfiriera en nuestro vínculo de pareja. Descubrimos que en este tipo de emprendimiento hay que tener doble disciplina: para el negocio y para la relación.

Hubo momentos donde no sabíamos si hablábamos como socios o como esposos. Momentos en los que el cansancio nos robaba la paciencia y otros en los que una victoria del negocio se sentía como una declaración de amor. Aprendimos a pedir perdón, a tomar distancia cuando era necesario, a cuidar el tono y a recordar que el otro también está haciendo lo mejor que puede.

Emprender en pareja no significa pensar igual. Significa remar hacia la misma dirección con corazones que se escuchan y se respetan. Reconocer que cada uno tiene una forma distinta de liderar, de enfrentar los retos y de visualizar el futuro. Y que esa diversidad es, en realidad, una riqueza.

Hoy puedo decir que somos un gran equipo. No porque no tengamos diferencias, sino porque aprendimos a hacerlas parte de la construcción. Celebramos nuestras fortalezas, nos apoyamos en nuestras debilidades y, sobre todo, nunca dejamos de cuidar nuestra relación como lo más valioso que tenemos.

Mi intención con esta columna no es idealizar, sino inspirar. Porque sí: hay tensiones, decisiones difíciles, cansancio y muchas veces silencios. Pero también hay risas que nacen de pequeños logros, complicidad que se fortalece con los años y un orgullo inmenso de mirar lo que hemos construido juntos.

Si está pensando en emprender con su pareja, quiero decirle que sí es posible. Y que vale la pena. Pero también que requiere mucha conversación honesta, acuerdos claros y una intención constante de cuidarse mutuamente.

Aquí, dejo algunas claves que nos han funcionado y que podrían servir a otros en su camino:

  1. Definir roles y responsabilidades desde el inicio
  2. Separar lo laboral de lo personal: la relación necesita espacios propios
  3. Tener reuniones de trabajo formal, aunque trabajen desde casa
  4. Celebrar los pequeños logros: son gasolina emocional
  5. Aprender a comunicarse desde el respeto, incluso en el desacuerdo.
  6. Hacer pausas, tomarse tiempo como pareja, sin hablar de la empresa
  7. Reconocer y valorar el talento del otro, siempre.

Emprender en pareja es una aventura. No es perfecta, pero es profundamente real. Y si se hace con amor, con propósito y la disposición de aprender juntos, puede convertirse en una de las experiencias más hermosas y poderosas de la vida compartida.

Hoy, después de una década construyendo juntos, puedo decir que lo volvería a elegir. Porque no solo hemos creado una empresa: hemos fortalecido nuestro vínculo, ampliado nuestra visión y aprendido a crecer desde el amor y la acción compartida.

Claudia Lorena Gómez, CEO de Can Spa Móvil, coach y speaker en liderazgo