Máximo desempeño
“No se trata solo de dirigir, sino de encender la chispa en los otros”: Lilian Perea
Tanto en el triatlón como en el competido sector financiero, se exige a diario para encontrar la mejor versión de sí misma. Es CEO desde los 36 años y su meta es terminar la exigente prueba 70.3.

Para esta administradora de empresas, el alto rendimiento es una forma de vida. Y consiste en perseguir a diario la mejor versión de uno mismo, sin perder de vista el propósito ni el equilibrio físico, emocional y mental.
Especializada en Mercadeo en la Universidad de los Andes, donde también estudió el pregrado, inició su carrera profesional en 1998, en la industria de los seguros.
Su ascenso fue veloz: gerente de Mercadeo a los 26 años, vicepresidente a los 34 y CEO a los 36. “Creo que fui una de las CEO más jóvenes en el sector”, subraya.
En estos años ha enfrentado adquisiciones, reestructuraciones, expansiones y crisis de liquidez, entre otros escenarios corporativos. “Me inspira navegar por las tormentas y aprender de ellas”, afirma.
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Hoy lidera una entidad financiera enfocada en ofrecer préstamos por libranza (con descuento por nómina) a miembros de la Fuerza Pública y pensionados, entre otras personas con crédito restringido.
En su permanente búsqueda del alto rendimiento, el deporte se convirtió en refugio y espejo. No quería ser una de esas mujeres que, mientras avanzan profesionalmente, descuidan su salud.
“Empecé a entrenar y a plantearme metas cada vez más retadoras—cuenta—. Un primer objetivo fue ir en bicicleta desde el (parque) Tayrona hasta el Cabo de la Vela. Al lograrlo, me planteé hacer más ciclismo. Luego vino el interés por correr y después, por nadar, y así llegué al triatlón. Nunca lo hice para ganar, sino como una forma de superarme y de equilibrar la exigencia laboral con mi bienestar personal”.
Como en el deporte, en la vida ha enfrentado pruebas muy duras. Manuel Caro, su esposo y el padre de sus dos hijos, falleció en octubre de 2024. “Creía que tenía el control de mi vida (…) Pero hoy entiendo que la vida tiene sus propios planes, y nuestra verdadera fortaleza está en adaptarnos, aprender y seguir adelante”, escribió en redes sociales.
Dos meses después, terminó su primera carrera 21K. “Cada paso que di no fue solo un desafío físico, sino una declaración de amor, de memoria y de fe en una nueva vida que estoy comenzando a construir”. El sueño pendiente es completar una prueba 70,3 millas (113 km), también conocida como medio Ironman.
Mientras tanto, sigue colgándose medallas en el campo profesional. Y lo hace a partir de equipos con propósito, metas exigentes pero alcanzables y espacios de comunicación. Para ella, un liderazgo de alto rendimiento no se construye desde el control: “No se trata solo de dirigir, sino de encender la chispa en los otros”.