
Opinión
Cuando perder es ganar
La búsqueda de un propósito vital es realmente la clave de la sabiduría, es el acto de mayor valentía que se puede tener.
La vida es una colección interminable de pérdidas, que solo adquieren valor cuando descubres aquello que vinieron a enseñarte.
Es por eso que perder es ganar, es decir que, con cada pérdida, puedes ganar sabiduría y transformarte en un mejor ser humano, cuando te atreves a detener tu vida para reflexionar sobre las lecciones ocultas que solo puedes atesorar, cuando dejas de correr por la vida sin frenos, lamentándote por aquello que te sucedió y no puedes cambiar.
Hacer un inventario personal de todo aquello que has perdido en tu historia podría parecer un acto masoquista y convertirte en víctima, pero cuando cambias la perspectiva y lo haces desde una mirada espiritual, te llevará a una clara comprensión y esclarecimiento.
La espiritualidad es una necesidad fundamental para todos; cultivarla te lleva a la paz interior y a la libertad verdadera. Somos seres espirituales con una experiencia humana finita y con fecha de caducidad.
Nuestra equivocación radica en que en ocasiones nos confundimos y llegamos a creer que somos seres humanos que tenemos la opción de elegir una vida espiritual o no, pues no entendemos que somos espíritu puro y que, aunque nuestro cuerpo muera y se convierta en polvo, nuestro espíritu trasciende la experiencia humana.
Dar una mirada a nuestro interior y cultivar una vida espiritual trascendente es el camino más seguro para encontrar el sentido y el propósito de nuestra existencia; es nuestra tarea en la vida.
¡Cuando enfrentamos alguna pérdida, la solución no está en la resignación ni en la aceptación pasiva o en el soportar en medio del vacío y del dolor, no!
Ese sería un sufrimiento vacío, sin propósito ni sentido; la razón es limitada y saca conclusiones según sus creencias; la clave está en la apertura y la confianza que debemos tener en el proceso de aprendizaje que da sentido a nuestra vida.
Así que al detenernos en medio de una situación que no podemos cambiar y que nos enviste, mi invitación es que tengas una apertura de consciencia tan profunda que te lleve a la comprensión de que todos vinimos al mundo con una tarea espiritual, es decir, un propósito, y es el de superar cualquier adversidad para convertirla en nuestra victoria personal.
Cuando comprendemos esta realidad que nos revela la vida misma y el orden divino, podemos entonces confiar en el proceso y nuestros miedos y limitaciones se tornarán irrelevantes.
¿Qué te apasiona? ¿Qué te mueve? Una persona, un ser amado, una misión, ¿cómo podrías contribuir a algo más grande que tú mismo aun en medio del dolor?
La búsqueda de un propósito vital es realmente la clave de la sabiduría; es el acto de mayor valentía que se puede tener cuando somos capaces de atravesar el camino del dolor y preguntarnos a nosotros mismos: ¿para qué me duele?, ¿para qué sufro?
No te duele para que sufras, te duele para que cambies, y cuando eres capaz de trascender tu herida para salir de ti mismo y darte a una causa mayor o a algún propósito, puedes entonces convertir el mundo en un lugar más humano, convertirte tú en un ser verdaderamente espiritual capaz de dejar una huella que aporte luz al mundo.
Así que quizá perdiste a un ser querido, tu trabajo, tu salud, tu dinero, el sentido de tu vida y la ilusión; sin embargo, ese es tu momento sagrado de transformación si te detienes y descubres que detrás de cada llaga de dolor hay un milagro en gestación, que debes explorar y descubrir.
Mi píldora para el alma:
Aquello que has perdido, aquel a quien perdiste, son riquezas espirituales que, aunque te hayan dejado dolor, en lo más profundo de tu ser también te han dejado una gran sabiduría y también valiosas huellas de sentido.
Por eso, en ocasiones, perder es ganar.
