Quizá en años pasados tu árbol estuvo repleto de regalos materiales y te gastaste un montón de dinero corriendo por las tiendas, comprando obsequios para una lista interminable de personas, incluso para algunas, por mero compromiso.
Imagina por un momento cómo sería tu Navidad si no la llenaras de dinero convertido en bolsas y moños que luego se tiran, o regalos que algunos reciben y reciclan, pues en su mayoría no son para suplir una necesidad real.
En estas fechas te invito a que esta Navidad sea diferente. Saca tu árbol y, mientras lo vas armando, pon una música que evoque la paz y la tranquilidad; mientras lo vas decorando, cuelga una bola por cada una de las personas que ya no están a tu lado y agradece por haberlas tenido en tu camino. Cuelga una bola por las personas que amas y que aún te acompañan en el camino de tu vida; cuelga una bola por las personas que quieres perdonar y que te han lastimado; cuelga una bola por los perdones que quizá debes pedir y que no te has atrevido; cuelga una bola por aquellas personas que se encuentran solas, sin poder compartir estas fechas con nadie, y otras por las personas que se encuentran enfermas en algún hospital o en algún campo de guerra. Así, poco a poco, ve armando un árbol de Navidad lleno del verdadero sentido de lo que significa la Navidad.
Una vez termines, puedes encender sus luces y, en ese momento, eleva una oración al cielo para que esta Navidad represente la paz y la reconciliación en tu corazón, en tu familia y en tu nación; pues no habrá paz en el mundo hasta que no haya paz en los corazones de los hombres, y esa paz comienza solo en tu interior para que después puedas contagiarla.
Pregúntate si en esta Navidad estás en paz contigo mismo y con las personas que amas; pregúntate si podrías lograr la paz con aquellas personas que te cuesta amar, pues en ocasiones son las que tienes más cerca.
En lugar de correr por centros comerciales endeudándote materialmente, intenta pagar tus deudas emocionales. ¿A quién le debes un abrazo? ¿A quién le debes un te quiero? ¿A quién le debes un gracias? ¿A quién le debes un perdóname? ¿A quién le debes una visita?
Esos son los regalos que no se compran y que son los verdaderos diamantes espirituales que dejarán una huella de sentido en tu árbol de Navidad y en el corazón de las personas que te acompañan por el camino de tu vida.
Esta Navidad puede estar llena de sentido y propósito si tú dejas de correr y de vivir en modo automático, te conectas con tu alma y te regalas a ti primero esa paz y esa serenidad interior que solo viene de vivir estas fechas con un sentido profundamente espiritual y no material.
Que Dios nazca en tu corazón y que ilumine tu camino para que brille en tu alma una luz perpetua, empezando en esta Navidad.
Transforma tu Navidad en un encuentro fraterno que inspire a los demás a construir un mundo más humano y que sea un posible comienzo para el fin de las guerras que se gestan en el fondo de los corazones de los hombres que no tienen paz.
Mi píldora para el alma
Escribe en tus reflexiones la lista de esos regalos que quieres dar y recibir en esta Navidad, que no se compran ni se venden, y compártela con las personas que amas.










