Alejandra Carvajal Reyes Columna Semana

Opinión

Urge la unión de la oposición

No hay viento favorable para aquel que no sabe a donde va.

Alejandra Carvajal
28 de octubre de 2025

El domingo, cuando pasaba frente a uno de los puestos de votación habilitados para la consulta del Pacto Histórico en Bogotá, de repente observé como una mujer que pasaba también por el lugar, detuvo su carro para bajar uno de los vidrios y gritar: “Colombia es un Estado de derecho que se respeta. Dios bendiga a Colombia y nos salve del comunismo”.

Creo que esa mujer, con ese simple gesto, mostró lo que sentían millones de colombianos que no participaron en las elecciones del domingo.

Los puestos mayoritariamente se observaron vacíos. Personalmente, estuve en Corferias y pude ver cómo al finalizar la jornada los parqueaderos estaban llenos de motos más que de carros. Muchos votantes llegaron a las urnas a última hora. Incluso observé que varios llegaban disfrazados, por la celebración de Halloween. El Pacto Histórico tiene un minoritario caudal de votantes, pero es una fuerza que debe ser reconocida como capaz de ocupar distintos espacios de participación ciudadana.

Todo acontecimiento democrático es digno de celebrarse. De hecho, una de las primeras frases de Iván Cepeda, en el discurso que proclamó poco después de ganar, fue alusiva a la democracia, manifestando que él había ganado democráticamente. Sin embargo, no deja de sorprenderme cómo aquellos que callan frente a hechos tan burdos como que en Venezuela hay una dictadura, y llaman a Nicolás Maduro “digno sucesor de Hugo Chávez”, como lo hizo Iván Cepeda en su cuenta de X, vienen a darnos lecciones de moral y democracia.

De otro lado, debo afirmar que prefiero ver a varios miembros del Pacto Histórico en las urnas y no visitando cárceles para convencer a presos de dar testimonios falsos, o también ofreciéndoles dádivas a cambio de una impunidad total a pesar de haber cometido crímenes atroces y graves. En ese sentido sí, celebro la democracia y solo pido que no se manipule. Recuerdo a Juan Fernando Petro en una entrevista concedida a un noticiero de televisión, en la que afirmó que gracias a su labor en las cárceles logró conseguir el millón de votos en el Urabá antioqueño que hicieron que Petro ganara las elecciones presidenciales.

Creo que a estas alturas la mayor victoria del Pacto Histórico es que tiene una organización, estrategia y dirección. No estoy de acuerdo con buena parte de sus propuestas, como la paz total, que lo único que ha mostrado es permisividad con la ilegalidad.

Espero que luego de ver los resultados de la jornada electoral del domingo, la oposición entienda que sin una estrategia y liderazgos claros no llegará a ninguna parte. Espero que más temprano que tarde los muy exacerbados egos de varios candidatos a la Presidencia cedan por el bienestar de la patria en torno a uno o dos nombres.

Los candidatos de la muerte, como lo son los candidatos del Pacto Histórico, un proyecto político que ha traído decenas de muertos por la muy delicada situación de orden público a la que se ha llevado al país, no solo en materia de seguridad sino también por la muy deliberada y provocada crisis del sistema de salud, no pueden triunfar de nuevo en el 2026. En las manos de la oposición está sembrar unos derroteros claros para liberar a Colombia del caos al que se le ha conducido en estos últimos tres años.

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